La empresa eléctrica en el municipio especial Isla de la Juventud dejó de imprimir las facturas de su servicio por falta de papel; los consumidores se entera de su deuda cuando van a pagar en oficinas comerciales, bancos y correos, o a través de las aplicaciones EnZona y Transfermóvil.
Aunque esta última opción ofrece descuentos de hasta el 10 %, la brecha tecnológica existente en Cuba impide a varios pineros acceder al servicio, ya sea por su avanzada edad o por no contar con dispositivos aptos para él.
El 60 % de los clientes del sector residencial realiza el pago por vías electrónicas, y el resto por las más tradicionales, según dijo al periódico oficialista Victoria Norge García Mayo, jefe de la Dirección Comercial.
García Mayo recordó que también pueden pagar en bancos o cuando el lector/cobrador va a la casa de los clientes.
"Hemos escuchado las insatisfacciones de las personas. Aquí pagaron el servicio la totalidad de los consumidores, pero sí tuvimos que realizar varias acciones para que así sucediera", explicó Cira Padrón Sola, jefa de una oficina comercial. "Fuimos hasta varias casas a cobrar y en algunos casos acudimos al corte de la electricidad; éstos fueron los menos y se les restableció de inmediato".
La decisión de no emitir facturas se tomó en noviembre, aunque no fue hasta febrero que se aplicó al 100 % de los más de 30 mil clientes que tiene la empresa electrica de Isla de la Juventud en el sector residencial.
Aunque esa entidad estatal dice que la medida se corresponde con las tendencias internacionales, se trata de una verdad a medias, ya que en el mundo no se ha suprimido el uso de facturas impresas, sino que se le da al cliente la posibilidad de elegir el formato en el que quiere recibir la información.
En España, por ejemplo, las compañías eléctricas ofrecen la posibilidad de recibir en sus correos electrónicos toda la información concerniente a sus pagos, lo que se traduce en una disminución del coste económico y un impacto medioambiental positivo.
Ese documento, con validez legal y que debe cumplir las normativas de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, le permite al cliente saber cuánto va a pagar y hacer algún tipo de reclamación, con un margen de días a su favor.
El pago se hace a través de domiciliación bancaria y es automático, sin que el cliente tenga que trasladarse hasta una oficina o realizar otros trámites.
Sin embargo, en el municipio especial Isla de la Juventud, la mayoría de los clientes conocen el monto de su deuda con la empresa eléctrica cuando se presentan en la oficina de cobro en los primeros 15 días del mes, según explicaron las autoridades locales.
Esta no es la primera vez que la falta de papel impide a los ciudadanos acceder a servicios de calidad y la empresa electrica de La Habana o las libretas de racionamiento son algunos ejemplos de cómo el país se queda sin recursos por la pésima gestión económica del gobierno.
En julio del pasado año se anunció que los clientes que paguen sus recibos eléctricos a través de plataformas electrónicas no recibirán más la factura en formato de papel.
“Tenemos que apostar por un medioambiente que sea sustentable para las generaciones actuales y futuras”, argumentó Leisy Hernández González, directora comercial de la empresa eléctrica de La Habana.
Un año antes, el Ministerio de Comercio Interior advirtió del déficit de papel para imprimir las libretas de racionamiento, por lo que decidieron utilizar las de 2021 para anotar en las bodegas la venta de los productos.
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