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Diplomáticos de EE.UU afectados por ataques acústicos en Cuba tienen traumas cerebrales, según estudio

En esta ocasión, los médicos se basaron en las resonancias magnéticas de los afectados y la compararon con personas que no estuvieron en La Habana en el período de los también llamados "ataques sónicos". 

Embajada de Estados Unidos en La Habana © CiberCuba
Embajada de Estados Unidos en La Habana Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

El cerebro de unos 40 diplomáticos de Estados Unidos que trabajaron en la embajada de ese país en La Habana durante los conocidos ataques acústicos, presentan "una conectividad funcional disminuida en las subredes auditivas y visoespaciales", así como diferencias en la materia blanca con personas que nunca estuvieron expuestas, señala un reciente estudio médico.

El estudio fue publicado en la Revista de la Asociación Médica de Estados Unidos (JAMA, por sus siglas en inglés) y, en esta ocasión, los médicos se basaron en las resonancias magnéticas de los afectados y la compararon con personas que no estuvieron en La Habana durante el también conocido como "ataque sónico" en 2016, tras el cual fue reducido el personal diplomático de EE.UU. en la capital de Cuba.

Según señala el medio especializado en ciencias Materia, "en cuanto a la materia blanca, el espacio en el que se producen las conexiones entre células nerviosas, el volumen medio entre los que estuvieron en La Habana era de 542,22 centímetros cúbicos (cm3) frente a los 569,61 cm3 del grupo de control. Esta sustancia blanca es el verdadero sostén de la arquitectura cerebral".

"Los resultados del estudio, en especial los del cerebelo, son destacables, ya que varios de los pacientes evaluados mostraron alteraciones en el sentido del equilibrio y el movimiento coordinado de los ojos", señaló en el estudio uno de sus responsables, el profesor de medicina física y rehabilitación Randel Swanson.

Sin embargo, un neurólogo español consultado por el citado medio apunta que "un menor volumen de sustancia blanca, donde tienen lugar las conexiones entre las neuronas, puede estar causado por una enfermedad neurodegenerativa, envejecimiento o un traumatismo craneoencefálico.

"Pero no encuentran correlación clínica con este volumen disminuido", dice Juan Carlos Portilla, vocal de la Sociedad Española de Neurología.

El autor principal del estudio admite que "es difícil decir dónde comenzó el problema; las diferencias cerebrales observadas podrían ser un efecto inmediato de la lesión cerebral o un efecto compensatorio del proceso de recuperación".

Ragini Verma, profesor de Radiología y jefe del laboratorio de imágenes DiCIPHR (Diffusion and Connectomics in Precision Healthcare Research), agrega que "es muy difícil decirlo, especialmente con un estudio retrospectivo y heterogéneo, en el que se incluyó a las personas en varias ocasiones después de la exposición potencial".

Este nuevo estudio es la continuación de otro publicado en la misma revista en abril de 2018, que se hizo con 21 diplomáticos y arrojó que "estas personas parecían tener un trauma prolongado en una variedad de redes cerebrales sin un historial asociado de traumatismo craneoencefálico".

Hasta el momento de elaborar esta nota, el Gobierno de Cuba no se ha referido a este estudio que "proporcionan información adicional y contribuyen a una creciente base de evidencia que puede ayudar a comprender los signos y síntomas neurológicos experimentados por este grupo de individuos", como consta en Jama.

Desde La Habana insisten en que ellos no fueron los causantes de los "ataques sónicos", e incluso dijeron en una ocasión que los ruidos divulgados eran cigarras y grillos, algo que fue respaldado después por un grupo de científicos.

En Jama especifican que continuarán investigando "con una consideración exhaustiva y objetiva de la evidencia científica recopilada de manera rigurosa" este caso porque "aún no están claras" las causas de los episodios sufridos por los diplomáticos estadounidenses en la capital de Cuba.

Muchos de ellos señalaron en su momento que sufrieron pérdida de audición, mareos, acúfenos, dificultad para mantener el equilibrio, problemas de visión y para conciliar el sueño, jaquecas o deterioro cognitivo, agrega el citado medio.

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