María Santiesteban Portuondo, la anciana cuya historia personal y precarias condiciones de vida se hicieron públicas en redes sociales, agradeció al humorista y activista Limay Blanco y a todas las personas por la ayuda recibida este martes para reparar su precaria vivienda, y confesó estar “satisfecha y feliz”.
En una publicación en Facebook, Santiesteban expresó su “intenso y manifiesto agradecimiento” por la recaudación y entrega de 277,250 MN para la reparación de su casa, y compartió el post de Blanco en el que informó sobre el resultado de la campaña que lideró e hizo posible la ayuda a la anciana de 76 años.
“Una vez más entregándome a los lazos de la AMISTAD profunda, hago extensiva esta oración que desde lo más profundo de su fe y de su corazón él (HERMANO DE MI ALMA) está interesado en que todos mis contactos la conozcan, de ahí que dándole curso al AMOR que es lo único que cuenta en nuestras vidas se las muestro a todos”, escribió la anciana en su mensaje de gratitud por la generosidad de tantas personas, y en especial del activista cubano.
En un audio enviado a la agencia independiente CubaNet, Santiesteban reiteró su agradecimiento al humorista: “Quiero agradecer de manera muy especial a Limay Blanco porque finalmente se ha efectuado la transferencia del monto que se había recaudado con vistas a la reparación de mi casa”.
También tuvo palabras de reconocimiento para la “maravillosa comunidad internacional que ha estado al tanto de todo lo que acontece” y contribuyó a que ella pueda “alcanzar una vida digna”.
Categórica, la anciana sentenció: “Fue la humanidad y no precisamente ninguna institución de mi país la que ha contribuido para que yo adquiera las verdaderas condiciones elementales que debe tener una persona para vivir”.
En sus emotivas palabras, Santiesteban confesó: “En estos momentos sinceramente la emoción y la alegría me embargan, pues es un sueño que realmente yo por fe esperaba en Dios, pero en el componente humano siempre quedé a la expectativa. Estoy plenamente satisfecha y feliz”.
La historia personal de Santiesteban trascendió a fines de mayo, cuando ella realizó una transmisión en vivo por Facebook en la que relató el hostigamiento que sufrió desde su juventud por parte de las instituciones del “poder revolucionario”, que la expulsaron de sus estudios de Medicina por mantener lo que llamaron una “actitud apática”.
La mujer fue víctima de una “asamblea de depuración” en la década del 60 y vio truncada su carrera para formarse como médico. Desde entonces sobrevivió en el ostracismo impuesto por el régimen, en una humilde casa cuyo techo se derrumbó parcialmente en 1984.
Para entonces, Santiesteban tenía 37 años y vivía con su esposo en la vivienda que hoy sigue habitando, en medio de pésimas condiciones y sin medios para repararla.
“Estos son los abundantes frutos que ha dado la revolución para mí, ¡y quién sabe para cuántos cubanos!… Creía en la Justicia pero nunca entendí el sistema… Me puedo dar el lujo de decir que nunca he tenido una venda en los ojos”, dijo en mayo en su directa, en la que mostró el interior de su casa.
La mujer, que ha tenido que lidiar durante décadas con la burocracia y el castigo del régimen, consideró, paradójicamente, que “es una bendición haber nacido en Cuba, porque nunca había visto tanta porquería junta, y eso nada más que se puede dar aquí en Cuba”.
“Yo soy un fruto perfecto de la Revolución que lleva los cinco puntos del Apocalipsis: hambre, miseria, destrucción, calamidad y muerte”, declaró sin pelos en la lengua en una reciente entrevista concedida a CubaNet.
Gracias a la labor solidaria de Blanco, la septuagenaria cuenta hoy con los fondos que le permitirán mejorar el estado ruinoso de su vivienda.
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