Efectiva y menos contaminante; así glosó la prensa oficialista cubana las virtudes de fertilizar las plantas con orina como una alternativa a los abonos químicos, citando artículos y experimentos para dejar caer a sus lectores que es posible y deseable mear sobre lo que se cultiva y come.
Bajo el título “¿Fertilizar nuestras plantas con orina?”, el diario 5 de Septiembre explicó que diferentes instituciones científicas y ONG’s valoran “la excreción de los riñones de los hombres como una alternativa a los abonos químicos, para reducir la contaminación ambiental y alimentar a una población en crecimiento”.
Reconociendo que la idea causa gran revuelo entre quienes traban conocimiento de tales artes, el diario digital de Cienfuegos se lanzó a explicar por qué no es tan descabellada como aparenta, sino que tiene esa base científica y esa pasión revolucionaria que tanto gustan al Dr. Díaz-Canel para que orinar clasifique como iniciativa de “resistencia creativa”.
“Para crecer, las plantas necesitan nutrientes: nitrógeno, fósforo y potasio”, explicó un ingeniero francés que desarrolla un experimento sobre optimización de los ciclos de carbono, nitrógeno y fósforo en la ciudad. Lo mismo hubiera dicho cualquier guajiro cubano, deseando tener sacos de fertilizante NPK, aunque sea en MLC, en vez de tener que regar sus cultivos con lo que excretamos.
Según 5 de Septiembre, durante mucho tiempo se utilizaron los excrementos urbanos como abono, antes de ser remplazados por fertilizantes químicos. También se cortaban cabezas en la plaza pública y la gente tenía una esperanza de vida de 40 años, pero eso se sale de contexto, o mejor dicho en este caso: eso es mear fuera del tiesto.
“Esculier nunca ha olvidado el enfoque poco convencional de la jardinería de su abuela”, cita el medio cienfueguero. El científico habrá visto a la buena mujer agachada entre los tomates y lo habrá asociado al ecologismo y la preocupación por los gases de efecto invernadero, y ahora investiga en laboratorios del primer mundo como hacerlo sostenible, y que no le falte abono para los cereales necesarios para hacer su pan bio y su cerveza artesanal.
Ciudades ecológicas suecas, suizas y alemanas; investigaciones del Rich Earth Institute, en Estados Unidos; consejos de la Organización Mundial de la Salud: el artículo de la prensa oficialista cubana recorre una bibliografía seleccionada para aplaudir la idea de fertilizar los cultivos con lo que produce nuestro sistema excretor.
Se trata de una “plausible alternativa”, señala 5 de Septiembre a pesar de reconocer que el uso de abonos que utilizan nitrógeno sintético contribuyó a aumentar los rendimientos y la producción agrícola para alimentar a una masa creciente de población humana.
Pero esos abonos “cuando se usan en grandes cantidades, llegan a los sistemas fluviales y otras vías de las aguas, causando asfixiantes floraciones de algas que pueden matar a los peces y otras formas de vida acuática”.
Por eso el gobierno de Cuba, único autorizado a importar fertilizantes, no los compra. Porque dañan el medio ambiente, no tienen dinero, están bloqueados y el pueblo cubano está bien alimentado, aunque tiene mucho apetito. Así que lo "resistente y creativo" es dejar correr el “agüita amarilla” por la campiña cubana.
¿Está la gente preparada para comer alimentos fertilizados con orina?, preguntan muchos artículos, según el medio oficialista cubano. “Este tema toca a lo íntimo”, responde en uno de ellos un parisino que está desarrollando un ecobarrio con 600 viviendas y comercios. “Allí se recogerá la orina para fertilizar los espacios verdes parisinos”, señaló, infiriendo que si la idea se abre paso en la Ciudad Luz, pourquois pas à Cuba?
Una vez más la prensa oficialista deja caer una solución alternativa para contribuir a la tan añorada como escurridiza “soberanía alimentaria” que persigue el régimen cubano desde tiempos de Fidel Castro hasta los de la “continuidad” de Miguel Díaz-Canel. Un continuus de "genialidades" que puede cristalizar en el cultivo de moringa con orina, sobre todo ahora que la leche de cucaracha no caló.
En octubre de 2018, el periódico local 5 de Septiembre informaba de la construcción en Cienfuegos de la mayor fábrica de fertilizantes del país, un emprendimiento conjunto con una compañía de la India, que tendría capacidad para producir 300.000 toneladas al año y cuya producción debía arrancar a finales de ese año.
Especialistas en arar la tierra con tractores del campo socialista o con bueyes de tiempos preindustriales, los profesionales de la noticia del régimen totalitario son capaces de alabar hoy las virtudes del arado y mañana condenarlo como herramienta del demonio, para sustituirlo por la azada, o la más criolla guataca.
De no ser por el luto que impone la explosión del Hotel Saratoga -menos a Díaz-Canel y compañía-, artículos como este se convertirían en el meme del día, bajo un gobierno que es el mejor meme de sí mismo.
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