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Gobierno de Cuba venderá fertilizante en MLC a sus agricultores

La fábrica NPK, inaugurada en 2019, ha estado parada durante meses por razones técnicas y falta de insumos.

Planta NPK, en Cienfuegos © Foto: 5 de septiembre
Planta NPK, en Cienfuegos Foto © Foto: 5 de septiembre

Este artículo es de hace 3 años

Luego de hacerlo con los aperos de labranza, tractores y otros insumos agropecuarios, el gobierno cubano anunció que la producción de fertilizantes de la planta NPK, enclavada en la Zona Industrial de Cienfuegos, también se venderá en Moneda Libremente Convertible (MLC) a los agricultores interesados.

La prensa oficialista anunció que la producción de la reactivada fábrica, la mayor de su tipo en el país y perteneciente a la Empresa Química de Cienfuegos (Equifa), podrá garantizar unas 6 200 toneladas de abonos agrícolas exportables, "cuya venta priorizará esta vez a grandes polos agroproductivos del país".

El director de la empresa, el ingeniero Mario Valmaseda Valle, confirmó que la agricultura nacional será el destino fundamental del abono, "dado el interés por adquirirlos en moneda libremente convertible, manifestado por empresas como Cítricos Jagüey, de Matanzas; Ceballos y La Cuba, de Ciego de Ávila, y la Empresa Porcina, de Cienfuegos".

Antes de finalizar el año, la planta procesadora, inaugurada en 2019 con la promesa de producir 300 000 en 12 meses de trabajo, deberá entregar unas 44 000 toneladas de abono a los campesinos cubanos.

La NPK, una planta de tecnología hindú, produce fertilizantes mezclados de Nitrógeno (N), Fósforo (P) y Potasio (K), elementos fundamentales para obtener mayores cosechas de productos agrícolas.

Al inaugurarla en el verano de 2019, el comandante Ramiro Valdés Menéndez dijo que la fábrica ahorraría al país el 25 % del coste por importar el sulfato de amonio, el fosfato diamónico, el fósforo y el cloruro de potasio, y calificó a la instalación como "un paso más en el camino del desarrollo".

Sin embargo, tras una prolongada interrupción por dificultades de índole técnica y falta de materias primas, de lo cual las autoridades culpan habitualmente al bloqueo y las limitaciones del comercio mundial impuestas por la pandemia de COVID-19, la planta se reactivó el pasado 15 de marzo.

Es de esperar que el coste en MLC del proceso productivo acabe repercutiendo en los precios de los cada vez más escasos productos agrícolas.

Al pie de la nota del Granma, un comentarista se permitió resumir la opinión de muchos cubanos:

"Se habla de su exportación y/o venta en MLC, con el mayor respeto, sin una entrega mínima de fertilizantes a nuestros agricultores, en la moneda que ellos cobran sus productos y en un precio razonable, no pagando todas las ineficiencias de nuestra industria, seguiremos sin recibir en la mesa del cubano que no tiene acceso al MLC, de las necesarias viandas y hortalizas, en la mesa. Pensar como país es promover las exportaciones pero garantizar la alimentación a precios razonables. La malanga a 20 cup la libra no es para todos los niños", apuntó.

La economía cubana atraviesa una severa crisis, en medio de la llamada "Tarea Ordenamiento", que incluye la búsqueda de la eficiencia, la dolarización y el aumento de todos los costes de producción en la ya deteriorada agricultura nacional.

Los campesinos cubanos, que no son dueños ni de sus tierras ni de sus cosechas, carecen de estímulos para aumentar la producción puesto que no pueden vender sus cosechas en un libre mercado, a precios regulados por la oferta y la demanda.

Los precarios insumos disponibles, para los que los agricultores han reclamado un comercio mayorista, sólo están disponibles en dólares mientras la empresa estatal de Acopio les compra las cosechas en pesos a los campesinos. A esto se suma la situación de burocracia e ineficiencia producida por intermediarios, que ha provocado que varias cosechas se echen a perder sin haber llegado a los mercados.

También son numerosas las quejas entre los agricultores cubanos porque luego de vender sus cosechas al Estado, deben esperar durante meses para recibir los pagos en pesos.

Recientemente, el vicepresidente cubano, Salvador Valdés Mesa, reconoció que la situación de los prolongados adeudos de Acopio en la provincia La Habana empezaba a ser preocupante.

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