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10 cosas que nunca (o casi nunca) te dirá un policía cubano

Cuando veas un policía contento, repórtalo de inmediato en la unidad más cercana. El agente puede estar sufriendo un colapso nervioso, o yendo a trabajar bajo los efectos de sustancias ilegales.

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Este artículo es de hace 6 años

Todo el mundo tiene derecho a 5 minutos imaginarios de buen trato policial. Por eso listamos aquí algunas frases que nunca (o casi nunca) escucharás decir a un agente de “la autoridá” en Cuba.

Lo que sigue es apenas una caricatura de la realidad, y como tal no debe ser tomado al pie de la letra…

  1. “¡Ja ja ja!, qué broma más graciosa, me has alegrado la tarde”. Cuando veas un policía contento, repórtalo de inmediato en la unidad más cercana. El agente puede estar sufriendo un colapso nervioso, o yendo a trabajar bajo los efectos de sustancias ilegales.
  2. “Entiendo su apuro perfectamente, venga que yo mismo lo adelanto en el carro patrullero”. Si logras documentar un caso en que te ayuda la policía, llama a la prensa y hazte famoso, pero antes repórtalo en la unidad más cercana: puede tratarse de un colapso nervioso, o de un abuso de sustancias ilegales.
  3. “Tiene toda la razón, ciudadano, en este caso la ley está de su parte”. Si escuchas esto y no notas la ironía, pueden estar pasando dos cosas: a) que estés enfermo y tu cerebro sea incapaz de identificarla, o b) que te tenga confundido el acento regional del policía.
  4. “Mi trabajo es protegerte”. En realidad, nadie ha podido probar la existencia de un “plan de multas”. Se trata de una leyenda urbana. Por eso nunca verás al policía conveniente posicionado a la caza del infractor.
  5. “Yo pude haber sido médico”. Claro, quién va a preferir una chea bata blanca sobre los frescos uniformes de la autoridá.
  6. “Estas langostas que te decomisamos van directo a la cocina de un hogar para niños sin amparo filial”. En tal caso puedes consolarte sabiendo que esa noche los hijos del policía conocieron la langosta. Piensa en los niños, y asume tu pérdida como un acto de bondad.
  7. “No intente seducirme más, compañera, yo estoy aquí para combatir la prostitución”. Si eres chica y no te ha tocado aún el encuentro con el típico policía galán, no te sientas mal, ya debe estar al tocarte.
  8. “No es necesario que se baje del vehículo, yo camino hasta donde usted está”. Sin mover un solo dedo te miran por encima de las gafas hasta que te bajas del carro y vas caminado hasta ellos a recibir tu regaño. ¡De milagro no te piden prestado el lapicero para escribir la multa!
  9. “¡Claro que puedes grabar! A todos nos conviene que haya pruebas por si fueras a reclamar algo”. Si amas a tu teléfono, si te gusta más en tus manos que escachado contra el suelo, mejor lo dejas guardadito en el bolsillo. El policía común, incapaz de distinguir entre una cámara de video y un arma blanca, tiende a neutralizar la amenaza.
  10. “Tenemos un manual de procedimiento bien claro y cualquier ciudadano puede solicitarlo en cualquier unidad de la PNR, o consultarlo en nuestro sitio web http://www.pnr.cu”… Mientras más rápido te des por jodido, más rápido te recuperarás.

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