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10 cosas que solo pasan en una casa cubana

Que quien no haya escogido arroz tire la primera piedra... ¿qué cubano no ha regalado valiosas horas de su vida sacando semillas, machos, piedras, gorgojos y basuras del arroz vendido en la bodega?


Este artículo es de hace 8 años

Las razones pudieran ser las de siempre: carencias, limitaciones y pocos recursos que, unidos a una creatividad sin topes o a un simple e inevitable mecanismo de adaptación, dan lugar a una galería de engendros, inventos y soluciones que se han convertido en sello de identidad de la sociedad cubana, tan dignos de figurar en las lustrosas listas como los tan nombrados habanos, playas cristalinas de arena fina o sonoridades y cualidades para el baile.

A continuación, dejamos una lista de diez cosas que solo pasan en los hogares cubanos, de diez hábitos sobre los que no siempre reparamos pero forman o formaron forman parte del día a día y que caracterizan la intimidad y vida doméstica en Cuba:

- Escoger el arroz

No nos referimos a seleccionar la marca o tipo que se quiere comprar, no. En Cuba cuando se escoge el arroz no se elige (lo cual tiene todos los sentidos posibles) sino que se limpia de cuanto elemento extraño viniera lleno. Que quien no haya escogido arroz tire la primera piedra... ¿qué cubano no ha regalado valiosas horas de su vida sacando semillas, machos, piedras, gorgojos y basuras del arroz vendido en la bodega?

- Utilizar etiquetas de ropa para tapar un hueco

Lo que luego devino moda y se convirtió en temporal tendencia fue para muchas madres cubanas -magas y heroínas- la solución para aprovechar un poco más una usada camiseta o unos tenis dañados por el crecimiento acelerado de un vástago adolescente.

- Remojar los granos la noche antes de cocinarlos

En Cuba los granos (frijoles y chícharos) que venden en la bodega son en ocasiones auténticas armas en potencia, balines, canicas o como se prefiera. Botarlos a la basura nunca fue una solución. Dejarlos en remojo toda la noche permitía poder cocinarlos en la olla de presión al día siguiente, sin consumir la balita de gas del mes ni perder todo el día en ello y tenía la colateral consecuencia de que permitía en ocasiones que los gorgojos se quedaran flotando en la superficie del recipiente y poder librarse de ellos en crudo.

- Destripar y exprimir los tubos de pasta

En Cuba echar a la basura un tubo de pasta sin haberlo convertido en una lámina fina como el papel, produce casi tanto cargo de conciencia como botar comida. Es por ello cuando un tubo de pasta ya no puede aprovecharse con las manos, se exprime con un candado, una cuchara u otro instrumento metálico. Los más ahorrativos terminaban cortándolo con una tijera para dejar sus paredes internas impolutas y brillosas.

- Castigar al desodorante

Desafiando las leyes de la gravedad, apuntalado entre un bote de perfume o recostado al espejo, en muchas casas cubanas cuando los desodorantes parecen haber llegado a su fin, poco antes de terminar en la basura descansan de cabeza en muchas de las habitaciones de los cubanos, para conseguir sacarles unas goticas más y postergar al menos unos días la compra del siguiente.

- Tostar el chícharo para agregarlo al café

Lo que empezó siendo una solución de carencia y para disminuir la concentración del café, se convirtió en algo tan típicamente cubano, que muchos terminaron prefiriendo el sabor de un café recién colado con chícharo que el de uno puro.

- Aprovechar el motor de la lavadora para hacer un ventilador.

Cuando las lavadoras rusas dejaron de funcionar como aparatos para quitar las suciedades de las ropas, se reencarnaron en los inseparables amigos que a golpe de viento y ruido conseguían aliviar las altas temperaturas de la isla.

- Usar el bicarbonato como desodorante

A muchos en la actualidad, reacios a lo comercial, los perfumes, los parabenos y otras sustancias de nombre impronunciable, esto les parecerá una idea genial y formidable pero cubanos, en los peores años de la crisis cuando no había ni dinero ni cosas para comprar, contrarrestaron el mal olor del sudor con bicarbonato que se vendía en las farmacias.

- Refrescar el televisor

Para las nuevas generaciones esto puede interpretarse como algo relacionado con las nuevas tecnologías, pero en Cuba, cuando los televisores Caribe y Kreen decidían aguar la telenovela de turno, o amenazaban con dejar de funcionar en el clímax de una película; muchos cubanos pusieron ventiladores a los televisores para bajarles la temperatura. Los aparatos, en agradecimiento por haberles quitado el sofoco, reciprocaban con toda la nitidez posible de sus imágenes y devolvían, así, la armonía hogareña.

- Utilizar antiguos recipientes o frascos vacíos como objetos decorativos

Los ejemplos sobrarían: muchas cómodas de los hogares cubanos exhiben una variedad de formas, tamaños y colores de frascos vacíos de perfumes, desodorantes, cajas de talco o champús, las cocinas o los comedores se llenan de colorido con latas vacías de refrescos o cervezas que suelen colocarse encima de los refrigeradores y las gavetas atesoran colecciones de cajetillas de cigarro importadas.

La lista de estos pequeños gestos del día a día, de estos hábitos, soluciones estéticas o rutinas comunes podría mucho más larga, los hay más ingeniosos y otros menos creativos, más imperecederos o más transitorios pero todos ponen de manifiesto esas pequeñas cosas de la cotidianeidad cubana y esos rasgos comunes que no necesitan explicaciones ni ejemplos, que nos aglutinan y nos definen, cubanas como sus creadores y sus beneficiarios.

(Imagen tomada de Internet)

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