El dominó, además de ser el juego de mesa más popular en Cuba, constituye, sin exagerar, una de las más auténticas manifestaciones de la identidad nacional.
¿Quién lo trajo a la isla o lo inventó? Es un gran misterio que hasta hoy no se ha desvelado. Existen varias hipótesis no confirmadas: unas aseguran que se originó en China, otras que surgió en Francia y la que responsabiliza a los italianos de haberlo distribuido por el continente europeo.
Tiene numerosas reglas, algunas son comunes y se respetan en todo el país, otras varían de una región a otra. Lo mismo sucede con el lenguaje empleado, que es muy simpático, singular y creativo. Echa mano lo mismo de conocidos tríos, dúos o cuartetos musicales que de tradiciones, palabras inventadas, personajes famosos para identificar fichas, jugadas y otras acciones propias del juego.
Debes saber que en Cuba se juegan dos versiones. Por un lado está el doble seis, que se juega en Oriente y es más científica, donde el cálculo y la precisión son primordiales y que consta de 28 fichas con puntos dispuestos del 0 al 6. En el juego cada participante comienza con siete fichas sobre la mesa. Esta modalidad existe en varios países que integran la Federación Internacional de Dominó.
La otra variante, es la que se practica en Occidente y constituye una creación auténtica de la isla que sólo juegan los cubanos. Se trata del también popular doble nueve. Aquí el azar tiene también un importante papel porque hay fichas “dormidas” que no se conocen. Se inicia con diez fichas de 55, que se combinan del 0 al 9 (30 pares y 25 impares), sus valores se mueven entre el blanco cero hasta el doble nueve. En cada partida solo 40 fichas participan (diez por cada uno de los cuatro jugadores) y las 15 sobrantes se quedan bocabajo en un lugar de la mesa sin ser vistas, “durmiendo”.
Es habitual ver en cualquier esquina o parque una partida entre cubanos, rodeados por quienes miran y vitorean las jugadas. Cualquiera que se atreva a jugar y quiera aparentar, debe conocer y usar las siguientes palabras cuando lo practique, así que mejor toma nota y prepárate para cuando te toque el turno:
El “solo para solo”. Partida individual. Cada participante juega por su cuenta
“Darle agua al dominó”. Mueve las fichas bien antes de escoger.
El “blanco”. La ficha que no tiene número.
“Blanquizal de Jaruco”. El blanco.
El “el lunar de Lola”. El número 1, la ficha que solo tiene un punto marcado.
El “duque”. El número 2, la ficha con dos puntos.
Los Compadres. Famoso dúo musical cubano al que perteneció Compay Segundo, que también indica el número 2.
El “Trío Matamoros”. El número tres.
“Tribilín”. Otra forma de decir el tres.
“El cuarto de Tula cogió candela”. El número cuatro.
Cuarteto D’Aida. El cuatro.
Sixto Soria. El nombre de un gran boxeador que indica el seis.
“Ochoa”. El ocho.
“Nuevitas”. Municipio de la provincia de Camagüey que señala el nueve.
“Sale”. Quien coloca la primera ficha.
“No lleva”. No tiene esa cifra entre sus fichas cuando le toca el turno. Quien está en este caso o lo dice expresamente o toca la mesa.
“Capicúa”. Se produce cuando la partida termina porque el ganador puede poner su última ficha en cualquiera de los dos extremos, se da en el
doble seis Oriental.
“Pegarse”. El que puede colocar su última ficha y gana el juego.
“Agacharse” estar o ser un “agacha’o”. El que tiene la ficha y no la juega cuando le toca para poder sacarla luego.
“Botar la gorda”. Poner primero las fichas con mayor numeración.
“Data”. El número a seguir.
“Buena data”. Tener el mismo número repetido más de tres veces en las fichas escogidas.
“Matar la salida”. Cuando la pareja mata la ficha con que salió su compañero.
“Cerrar el juego”. Poner una ficha con un número que nadie puede responder, con lo cual se cierra el juego y pierde el que tenga mayor cantidad de puntos entre sus fichas.
“Meter forro”. Poner como válida una ficha cuya numeración que no se corresponde con la de las otras que están sobre la mesa.
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