Los nombres de las calles habaneras no solo narran la historia particular que les dio origen, cuando las estudias te parece que en ellas late y se va engranando la historia de la ciudad misma, a la que no puede negársele que tiene personalidad propia, una personalidad que hechiza e invita a descubrirla.
Pues resulta que cuando indagas sobre el surgimiento de varios tramos del trazado urbano habanero, descubres que hay muchas calles y avenidas que mantienen el nombre que recibieron hace siglos y otras que tuvieron numerosas denominaciones.
Te informas, por ejemplo, que la emblemática Obispo, que es hoy la calle más cosmopolita de Cuba, una verdadera Torre de Babel horizontal por la cantidad de personas de diferentes países que la transitan hablando en sus disímiles idiomas, se llama así porque allí vivió el Obispo de La Habana, fray Jerónimo de Lara, justo en esquina a Compostela, por allá por 1641.
Igualmente aprendes que Picota debe su nombre a que en la esquina con Jesús María se hallaba la picota pública donde los reos eran azotados en la época de la colonia, también conoces que a Mercaderes, según el historiador Arrate, en 1761 se le denominó de esta manera por la cantidad de tiendas de mercadería con preciosos tejidos de lana, lino, seda, plata y oro entre otras mercancías que allí había.
Inquisidor debe su nombre a que en ella vivió el comisario segundo de la temida inquisición, Don Claudio de la Luz, quien en 1790 se recibió como doctor en derecho canónico de la Universidad Pontificia.
Pero hay otras que te resultarán realmente sorprendentes, las calles de la Habana que nadie llama por su verdadero nombre, sino por aquel que pendió al parecer para siempre en el imaginario popular. ¿Cuáles son?
Galiano. Fue nombrada así en honor a Don Martín Galiano, Ministro del Interior y Fortificaciones del gobierno del Capitán General Miguel Tacón. Hoy es oficialmente la Avenida de Italia y difícilmente encuentres un habanero que la llame así.
La Calzada del Monte, o simplemente Monte, le debe el nombre a los montes que rodeaban a la villa primitiva. Es una de las más conocidas y transitadas arterias de La Habana. Fue antes de 1959 una de las más prósperas y vistosas y hoy está entre las más pobres y deslucidas. Si buscas los carteles que indican su nombre seguramente encontrarás el de Máximo Gómez, que es su nombre actual, por todos bastante desconocido.
El Paseo del Prado, o Prado como le dicen los habaneros, una de las calles más bellas y famosas de La Habana. Fue construida en 1772. Tuvo varios nombres. Fue la Alameda de Extramuros o de Isabel II, entre otras denominaciones, hasta que finalmente se le nombró Paseo de Martí, en honor al Apóstol de Cuba. Pero el pueblo insiste en llamarle Prado.
La Avenida Carlos III fue el paseo puesto en funcionamiento por el gobernador Miguel de Tacón 1836, por quien se le llamó en sus inicios Calle Tacón. Años después, en honor del rey de España, se colocó en ella una estatua del monarca y se le llamó Carlos III. En 1973 la Administración Metropolitana de La Habana decidió nombrarla Salvador Allende en honor al presidente chileno. Pero los habaneros no quisieron enterarse de eso y hoy todo el mundo ignora y desea seguir ignorando que Carlos III tiene otro nombre.
Y a Reina, ¿quién la llama Simón Bolívar?; a Belazcoaín, ¿cuántos de dicen Padre Varela?; a Teniente Rey ¿lo nombra alguien Brasil? ; a Zulueta ¿habrá quien le diga Agramonte?; o a Jovellar, ¿noviembre? Y Manglar ¿Qué persona le dice Avenida Arroyo?
Y si nadie usa esos nombres oficiales, por qué no se les cambia el nombre de nuevo. Seguiremos indagando porque nos quedan varias todavía por decir. Si conoces alguna que no hayamos mencionado, por favor ayúdanos dejándola en los comentarios.
Comentarios
Archivado en: