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Un cubano en el Titanic

El Titanic se hundió en las aguas del océano Atlántico entre la noche del 14 de abril y la madrugada del 15 de abril de 1912, tras chocar con un iceberg, durante su viaje inaugural desde Southampton a Nueva York.

Wikimedia
El Titanic en su partida Foto © Wikimedia

Este artículo es de hace 5 años

Jocosamente se afirma que los cubanos estamos por todas partes, en todos los países, o presentes en cada uno de los acontecimientos importantes.

No obstante, tras esa exageración, hay mucha verdad y lo atestiguan miles de ocurrencias y casualidades. Tal es el caso de Servando Ovies, un cubano que tuvo la trágica ventura de estar presente en el viaje inaugural del trasatlántico Titanic.

Cuando tras la afamada película de James Cameron, el mundo entero revivió para la posteridad aquel trágico hundimiento, no deja de sorprendernos el desastre acaecido con el que fuera entonces el mayor barco de pasajeros del planeta.

Y sí, aquella nefasta noche del mes de abril de 1912, un cubano estaba a bordo del gigantesco barco. Uno de aquellas 2,223 personas era el habanero Servando Ovies, quien nunca imaginó el fatídico desenlace de su aventura.

Servando Ovies Rodríguez / The Cuban History

Servando Mariano José Florentino Ovies Rodríguez tenía 35 años al morir. Nació el 21 de febrero de 1876 en Avilés, España, pero vivió la mayor parte de su vida en la capital cubana. Se desenvolvía al frente de un negocio familiar de importaciones, registrado bajo la licencia Rodríguez & Co.

En La Habana se encontraban su mujer Eva López del Vallardo, quien tras la muerte del marido, reclamó 75 mil pesos a la Compañía del barco, para poder criar al hijo de ambos, Ramón Servando.

Servando Ovies tuvo mala suerte, pero pasó a la historia como el cubano del Titanic. Todas las informaciones apuntan a que se encontraba de vacaciones en Francia y quiso regresar a La Habana desde Nueva York.

Al ser el viaje inaugural del barco más grande del mundo, Servando, que tenía dinero para pagar el viaje en primera clase, no se lo pensó dos veces. Ya saben cómo son los cubanos, seguramente pensó que llegado a su mansión se ufanaría de tan especial vivencia a bordo del buque más famoso de la época.

La proa del Titanic, 2004 / Wikipedia

Como es conocido, el Titanic zarpó del puerto británico de Southampton y, en la escala de Cherburgo, fue donde abordó el cubano con el boleto PC-17562, hospedándose en un cómodo camarote destinado a la primera clase.

Sin embargo, no tuvo la dicha de acceder a uno de los escasos botes salvavidas. Tras la desgracia su cuerpo fue hallado el 15 de abril de 1912, siendo el número 189 entre los cadáveres rescatados después del hundimiento.

Si bien esta historia no tuvo un final feliz para él, apuntala el mito de que existen cubanos en casi cualquier lugar, lo mismo llegando al cosmos, que en las torres gemelas, o en cientos de países, zonas de conflicto o desastres. Así somos, de Cuba y para el Mundo.

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