Es una realidad que los cubanos se encuentran dispersos por los más insospechados confines del planeta Tierra. Y a donde quiera que se vayan llevan consigo su calidez, su religión, sus costumbres y esa sabrosura innata que los caracteriza. Sin embargo, muchas son las cosas también que dejan atrás, desde la familia hasta el barrio donde jugaron con los amigos de la infancia o la casa donde nacieron un día.
Esos y otros recuerdos provocan una añoranza tal que en ocasiones nos traen el llanto. Incluso aquellas cosas que nos parecieron fastidiosas, lamentables o insignificantes cobran una importancia vital cuando estamos lejos. ¿Qué decir entonces de aquellos alimentos que dejamos atrás? No solo el congrí que preparaba la abuela, o de los dulces que hacía mamá, pues hay alimentos que incluso en la distancia los podemos preparar. Hablo de aquellas comidas callejeras que tenían un sabor tan peculiar.
Aquí te dejamos una lista de algunos de esos alimentos que aunque tengan mejores émulos en otras latitudes son increíblemente extrañados por los emigrantes cubanos.
1. Pizzas cubanas
Incluso hasta el más fino las comió muchas veces. En muchas ocasiones nos salvaron la vida cuando estábamos a punto de la fatiga en cualquier calle habanera o de otra provincia del interior.
Si bien no tienen mucho que ver con la comida italiana en realidad, estas pizzas son muy populares entre los cubanos, y aún cuando los nacidos en esta isla estamos lejos evocamos el sabor característico de las nuestras, las que comimos desde chicos. Nosotros los cubanos doblamos la pizza por la mitad, sin necesitar un plato, un tenedor o un cuchillo, y vamos orgullosos con nuestro almuerzo por cualquiera calle del país.
2. Pan de la Bodega
¡Increíble pero cierto! No son pocos los cubanos que extrañan el sabor de estos panes. Y es que desde niños aprendimos que si queríamos comer pan debíamos ir hasta la bodega y comprar el que nos tocaba.
En Cuba se sigue vendiendo subsidiadamente un pan por persona diariamente, siendo lo único que a día de hoy puedes comprar con una moneda de cinco centavos. Por supuesto que eso habla ya de la calidad de este pan y sus ingredientes de donde la grasa desapareció por arte de magia. El pan es objeto de sátira, y algunos humoristas lo han convertido en patrimonio humorístico de la nación.
3. Raspadura de guarapo
A los cubanos les encanta el jugo de la caña de azúcar, entre nosotros hablamos pícaramente de las milagrosas propiedades de esa bebida, y hasta existe un estribillo que asegura que “si tomas guarapo por la madrugá, lo bueno se queda y lo malo se va”.
Pero una de las preparaciones con ese jugo es la raspadura de guarapo, uno de los dulces más extrañados por los cubanos que ya no viven en la isla. Una vez exprimido el tallo de la caña, el jugo se pone a cocer y al final queda un producto duro que se adhiere al fondo de la cazuela formando una raspa dura, de lo cual le viene el nombre.
4. Minutas callejeras
Así le llamamos en Cuba a los filetes de pescado pequeños que se empanan y se venden con pan y mojito criollo en algunas zonas del país, sobre todo en aquellas ciudades o pueblos costeros. Se trata de una verdadera delicia callejera que cualquier emigrado cubano echaría en falta.
5. Granizado
¿Recuerdan aquella gran piedra de hielo que se raspaba con una maquinita de aluminio para conformar el granizo? Luego se vertía esa nieve en cucuruchos de color cartucho y se le adicionaban siropes caseros o industriales con sabor a limón, piña, guayaba o naranja. Nunca nos preocupábamos demasiado por si era agua potable o hervida, ni tampoco por la pulcritud del vendedor.
Aquello era un verdadero manjar y el mejor remedio contra los calores de Cuba.
6. Maní tostado
Quizás este sea uno de los alimentos callejeros que más se echen de menos cuando salimos de Cuba. El maní tostado consigue un sabor más fuerte que el maní crudo y es un excelente alimento, que se consume en buena parte del mundo.
Sin embargo en Cuba es una verdadera tradición comprarlo en cucuruchos de papel, los mismos inmortalizara Moisés Simons en una de sus composiciones y que luego Rita Montaner popularizara como himno de cubanía.
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