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Frases que se escuchan en la cola de las carnicerías de Cuba

Las colas de las carnicerías en la Cuba revolucionaria son un acontecimiento social y cultural absolutamente único, particular e irrepetible. No encontrarás algo así en ningún otro lugar del planeta.

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Carniceria en Guanabo Foto © Cibercuba

Este artículo es de hace 5 años

Las colas de las carnicerías en la Cuba revolucionaria son un acontecimiento social y cultural absolutamente único, particular e irrepetible. No encontrarás algo así en ningún otro lugar del planeta, en cambio para el cubano es tan normal, tan cotidiano que salvo que se lo recuerdes, no concientiza que ese tipo de cosas solo pasan en su país.

Normalmente se sabe más o menos cuándo va a “llegar algo” a la carnicería, ya sea porque el carnicero avisa o porque se cumple lo que aparece en el periódico. Sí, en la capital, por ejemplo, el periódico Tribuna de La Habana dedica una sección a informar lo que “viene” o “toca” (los productos normados habituales que se venderán en la semana) en las carnicerías de los diferentes municipios.

Una vez al mes llega el pollo a razón de una libra por persona, una libra para los que tienen “dieta” (indicación médica de recibir determinado producto por enfermedad) por ser diabéticos y otra para los niños menores de 14 años si no se les “asigna” picadillo de res.

También se conceden dietas médicas de pescado a las personas con colesterol alto perenne y de carne de res a los pacientes de cáncer, entre otras.

Los huevos se dan mensualmente una vez y la cantidad varía en dependencia de si la isla fue afectada por fenómenos meteorológicos o menguaron la producción de estos y de las gallinas, entre otros acontecimientos adversos. Así que lo mismo te dan 14 una vez, que 17 otra. Siempre están los esperanzados que confían en que podrán a volver a comprarse de forma liberada.

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"Ave, de averigua"

Igualmente una vez al mes llega el picadillo condimentado, una mezcla mal oliente de algo parecido a pellejos con algunos restos de carne de res y mucho frijol de soya molido y una “jamonada”, o algo que pretende asemejarse a ese producto, que según el cartel que la envuelve, es de cerdo pero que, en buena lid, tal y como el cubano suele bromear cuando le preguntan: es más bien de “ave, de averigua”, o lo que es lo mismo de ni se sabe qué cosa.

Como ves, los motivos para aglomerarse frente a la carnicería son varios y no frente a cualquier carnicería que se te ocurra, sino justo ante la que te corresponde comprar porque tu libreta tiene un número X y pertenece a la bodega número “tal”. Pero los momentos más críticos y de mayor concurrencia son cuando llega el huevo y sobre todo el pollo. Y si llegan los dos juntos... La cola se multiplica y el ambiente se vuelve mucho más tenso.

Lo primero que oyes en la cuadra o en el edificio es “¡llegaron los huevos!”, “oye, los salvavidas llegaron”, “apúrate que no hay nadie, la carnicería está vacía porque la gente parece que no se ha enterado”.

Si es el pollo los vecinos que se llevan bien se avisan y hay hasta quien le pide o entrega la libreta de abastecimiento (cartilla de racionamiento) al otro para que se lo “coja”. Y todo el mundo ruega porque “lo hayan mandado completo” o sea la cantidad que cubre el número de consumidores y que no tenga mucho hielo. Porque esto quiere decir que vinieron unas cuantas libras de menos y si no te apuras te quedas sin comprar y tienes que esperar al segundo envío, que puede llegar lo mismo mañana que dentro de 10 días.

Ya con la cola, o colas porque se hacen dos, en pleno apogeo se puede escuchar de todo. A cada rato alguien pregunta por el último, otro en la cola de población contesta, “¿detrás de quién va?” “detrás de… que va detrás de”. También indagan “¿último de plan jaba?” y le responden lo mismo en la cola paralela.

¿Qué significa eso? Resulta que el Plan Jaba es una alternativa dada por el gobierno a las mujeres y personas trabajadoras para que puedan pasar más rápido en las colas que generalmente tienen que hacer cuando llegan o antes de ir para el trabajo.

Y es una cultura establecida y respetada que se hagan dos colas por orden de llegada, una de población y otra de plan jaba y que pasen dos integrantes de la segunda y uno de la primera. Si arriban embarazadas, mujeres con niños pequeños o impedidos físicos, se les da prioridad intercalándolos.

Que nadie se cuele

Pero esto suele ser la manzana de la discordia en cualquier cola y lo sabes porque escuchas “caballero’, son dos plan jaba y uno de la cola, vamo’ a respetarno’ que pase el que le toque que yo llevo dos horas en la cola”.

También dirán “eso es un descaro, va a ver que revisar las libretas a ver quién tiene el sello de plan jaba y quien no, porque hay una pila de viejos jubilao’ hace mil año poniéndose en la de plan jaba.”

A la embarazada que dejan entrar y entrega más de una libreta al carnicero le tocará oír “Oye, mi niña, tú tienes derecho a pasar porque estás embarazada pero trae una sola libreta, mijita, no cuatro porque eso es una falta de respeto y una desconsideración tuya”.

Una trabajadora que se aprestaba a ir para su trabajo expresa “a mí me avisó la vecina que vio venir el carro y oyó que descargaron las cajas y me dije, no voy pal trabajo hasta que no lo coja porque si no me quedo sin pollo y después pa’ empatarme con el de la piloto me va a costar Dios y ayuda”. La piloto es otra carnicería donde se le “paga” (vende) a quienes no pudieron adquirir en su momento los productos que llegaron a la suya.

Habrá quien pase, vea el tumulto y diga “vengo después ¡Esa cola no me la espanto yo!”.

Una mamá alegre porque llegaron los huevos “¡Al fin! Podré hacer la mayonesa y a pastas de bocadito para las meriendas de los niños y hasta una panetela”.

Alguien se queja “¡Caballero’, sesenta años casi y seguimos en las mismas! ¡Hasta cuándo será esto!”

- “¿Cuántos huevos están “dando” por persona?” preguntó otro.

- “A mí sí que no se me va a colar nadie”

- “Lo que es una vergüenza es que a estas alturas del nuevo milenio nosotros estemos en las mismas, matándonos pa’ coger los pedazos de pollo que ni alcanzan pa’ na’, y creamos que eso es lo normal, cuando uno lo que debería es ir a la tienda que desee con su dinero y comprar el pollo o lo que necesita”

- “Sí, mija, eso es verdad, pero quién le pone el cascabel al gato, y mira, dale anda que te ya te toca comprar”

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