Ya desde el tres o cuatro de febrero, e incluso antes, los habaneros comienzan a ir a las tiendas. Los más precavidos, claro, o los que se quedaron sin comprar lo que querían el año anterior, por esperar a última hora “como si vivieran en un país normal”, una frase que ya se ha hecho frecuente en La Habana.
Sí, porque como es característico en Cuba, a medida que van pasando los días, los productos se van agotando, los anaqueles se vacían y justo en el momento de mayor demanda, puede que los productos más solicitados no estén allí.
La calle parece un hormiguero desde principios de mes, sobre todo en La Habana Vieja y Centro Habana que son los lugares de más fácil acceso por el transporte, los más céntricos y abundantes en tiendas. Y ¿qué parte de las tiendas es siempre la más concurrida? ¡La perfumería!
En realidad los perfumes, agua de colonia, cremas para la piel, cremas de afeitar, after shave, cuchillas de afeitar, champú, acondicionador, gel de baño fundamentalmente de producción nacional o los extranjeros en un rango de precios que oscila entre uno y algo más de veinte pesos convertibles (CUC), es lo que más tiende a regalarse, pues es más o menos lo que puede permitirse el cubano de a pie.
Pero hay quienes prefieren balancear entre la perfumería y unas cervezas juntos en casa. Otros optan por una cena romántica en un restaurante, por lo general, una paladar. De hecho uno de los sorteos que se hacen mediante el servicio entuMóvil de la empresa Desoft, ofreció una cena en el restaurante La Tatagua. Los interesados en participar solo tenían que enviar un mensaje de texto y esperar hasta el día 14 a ver si habían sido los afortunados.
Hay también quien le regala a su pareja los clásicos bombones, un cake o esa prenda de vestir que estaba deseando y que fulano que trae y vende “ropa de afuera” (del extranjero) la tiene a buen precio. No falta tampoco el que prepara una cena deliciosa en casa, a la luz de las velas.
Aunque desde hace algún tiempo el 14 de febrero en Cuba no solo es el día de los enamorados o de San Valentín, sino que se asumió también el significado de otros países y ahora se considera además como el día del amor y la amistad. Lo cierto es que ahora todo el mundo tiene motivos para celebrar, así que en las escuelas los niños y adolescentes, sin distinción de sexo, se hacen carticas y postales de felicitación entre sí y le hacen un presente a un amigo público o secreto.
En algunos centros de trabajo se emplean iniciativas semejantes, se coloca el llamado buzón del amor donde cada uno envía una carta de verdad o en broma a aquella persona de su preferencia.
Ya desde tres o cuatro días antes, varias esquinas, parques y portales de la ciudad se llenan de osos de peluche, tarjetas de felicitación con mensajes alegóricos, rosas envueltas en papel celofán y en recipientes de vidrio inflado con tarjetas alegóricas, entre otros. Las tiendas de venta de flores naturales importadas tienen sus mejores jornadas, y que conste que hay quien se atreve a regalar ramos de rosas importadas de más de 3 CUC cada una.
No sé sabe bien desde cuándo Cuba asumió la celebración del amor y la amistad, pero una cosa sí es segura: no solo los novios, los amigos y la familia tienen motivo para festejar, hay otros que tienen una poderosa razón para hacerlo: los vendedores, cuyo universo de clientes e ingresos ha crecido considerablemente con este amplio y “provechoso” enfoque.
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