Según el diccionario, el mandado es una orden, mandato, comisión o encargo. Pone como ejemplo de su uso correcto: “desempeñar bien sus mandados”. También indica que puede referirse a una compra o recado: “ir a los mandados”. Otro significado que se le da en este volumen es: “A su mandado” que es igual que decir a sus órdenes.
Se desprende entonces que mandadero o mandadera es quien se emplea o dedica a hacer mandados por encargo de otras personas.
Pero en Cuba esta palabra ha adquirido otras significaciones y matices aunque, a decir verdad, la esencia con que se le designa en el diccionario, salvo por algunas atrevidas acepciones que ya leerás más adelante, de una u otra forma siempre se ajustan a lo recogido en este prestigioso volumen.
Hacer o buscar los mandados hoy en Cuba significa comprar los víveres en la bodega: los productos alimenticios y de aseo que el gobierno vende de forma racionada y controla mediante la libreta de abastecimiento, o cartilla de racionamiento como suele denominársele también, la cual se estableció oficialmente cuatro años después del triunfo revolucionario de 1959, exactamente el 12 de julio de 1963.
La libreta, como la llaman los cubanos, fue dada a conocer al mundo a través del personaje de Pánfilo del popular programa televisivo “Vivir del Cuento” que adquirió fama internacional luego de que participara en él, como un personaje más, el expresidente estadounidense Barack Obama durante su visita a Cuba en marzo de 2016.
De modo que cuando le oyes a un cubano o al bodeguero decir que están adelantando los mandados, eso quiere decir que ya desde los días finales de un mes puedes adquirir los productos racionados del siguiente, cosa que el pueblo agradece sobre todo en diciembre. En realidad en ese momento parece un alivio, pero lo cierto es que en enero puedes vértelas negras si tus ingresos no te permiten adquirir muchas cosas “por fuera” (en el mercado negro), porque hasta febrero no volverás a recibir esa escasa, pero también muy esperada cuota de productos de la canasta básica.
El mandado es la frase con que se oculta de las personas ajenas y de los curiosos el intercambio o venta de un objeto o mercancía que se desea comprar o revender. Sí, es muy usual en la vida cotidiana cubana que las personas comercialicen disímiles productos en el mercado negro, para obtener un dinero extra que junto al salario les permita llegar al fin de mes, o adquirir aquellos productos que no son fáciles de encontrar en las tiendas recaudadoras de divisas, donde suele escasear de todo. Cuando debería ser al revés.
Normalmente sabes que se trata de este caso porque una persona le pregunta a la otra “¿me trajiste el mandado que te dije?”. Aunque, ojo, porque puede tratarse realmente de dos individuos que tienen una relación de afinidad sincera y uno le pregunta a otro en estos términos por alguna cosa que necesitaba y el otro estaba dispuesto a ofrecerle gratuitamente.
También puedes escuchar “eso es lo más malmandado que ha parido madre” ¿Traducción? Están hablando de una tercera persona, el malmandado: persona a la que no le gusta hacer mandados y no solo los de la bodega, sino que le desagrada y se rehúsa a cumplir cualquier encargo que le haga.
Si por otro lado escuchas a alguien preguntar “oye, ¿esos zapatos son comprados aquí?” y la respuesta es “no, son mandados de afuera”. Pues eso es igual a decir que el calzado fue comprado y enviado a la isla desde otro país.
Cuando oigas decir está “mandao’ y zumbao” o ese sí que “se zumba y se manda” están afirmando que se trata de alguien por lo general temerario, que se lanza sin medir las consecuencias que es difícil de apaciguar o detener.
Pero si en vez de esto lo que se expresa es que “tiene tremendo mandao’”, entonces están refiriéndose a un hombre sexualmente bien dotado. Pues otro de las acepciones del mandado en el habla popular es la que lo identifica con el órgano sexual masculino.
“Tú no eres mandadero de nadie” suelen decir las madres a los niños, o algunas personas a otras que aprecian, si están siendo utilizadas desconsideradamente por una tercera para llevar recados de un lado a otro porque no quieren enfrentar directamente al receptor.
Presta mucha atención cuando de mandados se trata, no vaya a ser que entiendas una cosa por otra. Y no seas tampoco mal mandado, que un favor se le hace cualquiera, pero si ves que “te están cogiendo para el trajín” (abusando de tu buena voluntad) recuérdale al atrevido o atrevida que lo intenta, que no eres mandadero suyo ni de nadie.
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