Los cubanos somos seres muy creativos. En fecha de San Valentín o Día de los Enamorados, como prefieras llamarle, lo demostramos con creces dentro y fuera de la Isla. ¿Por qué lo digo? Pues porque debemos hacer gala de nuestra intuición y de nuestra picardía para salir airosos frente a las expectativas de nuestra pareja.
Ser, o no ser, ahí está la cuestión en materia de creatividad para regalar el 14 de febrero. Algunos optarán por los clásicos de siempre, perfumes, ropa interior, cosméticos, videojuegos y una larga lista de cuestiones materiales. Otros apostarán por flores y bombones. Y los más osados buscarán construir una experiencia, crear un recuerdo memorable.
Agasajar al ser amado
Encontrar un regalo material en Cuba se hace complejo por las carencias y necesidades económicas. Siempre hay algo que priorizar, pero a pesar de eso la gente se anima y surgen los regalos más curiosos, peluches, vinos criollos, cartas con dibujos, bombones de coco, muñecos de trapo, cerámicas de colores, pañuelos y jabones. Es también un día de estrenar tacones quien puede, de cenar fuera aunque sea una pizza, de sentarte en el malecón con una cerveza, para dos, mientras aplastas contra el muro la billetera vacía.
Fuera de Cuba los amantes cubanos se vuelven compradores compulsivos en la mayoría de los casos. O se pasa al extremo de la apatía y no te llega ni un poema. Las tiendas lucen sus tonos rosas desde dos semanas antes y encuentras corazones hasta en el papel sanitario. Todo evoca el amor y cuando llegas a casa caes frente al ordenador a mirar facebook y te sientes rodeado de objetos, pero igual de vacío que aquella billetera habanera.
Abrir la puerta al amor es cosa de gente osada
El Día de los Enamorados celebramos lo común. Es por eso que terminamos muchas veces dedicando a nuestra pareja cosas banales, sólo por cumplir con la fecha. Y quizás sea esa la razón por la que tantas personas olvidan el regalo del año anterior.
Si lo que buscas hoy es demostrar tu amor, recuerda que quien ama no entiende de días, ni de horarios, ni de límites. Los verdaderos amantes construyen momentos, en un chat, en un autobús, en una mirada, en una llamada, en una cena.
Enciende los fuegos, pon música e invita a tu pareja a cocinar. Transforma lo cotidiano, toca, huele, muerde, prueba, bebe y descubre una receta propia para amar. Abre la puerta del fondo, recuerda que el amor entra por la cocina.
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