Quien conozca la realidad cubana sabe que además de las frutas, las típicas imágenes de las playas o los almendrones, hay muchas otras cosas por las que se distingue a la mayor de las Antillas.
Las ciudades llenas de pancartas con consignas revolucionarias, los improvisados medios de transporte, las abarrotadas guaguas, los muchos personajes tipo que pueblan las calles, con sus característicos y criollos oficios, son también sello característico y propio de Cuba.
1. Verás muchos carteles de propaganda revolucionaria: contra el bloqueo, por los Cinco, por Elián, por la victoria, por el ahorro, por la justicia, etc. Y verás también alguna que otra señal de tránsito y de orientación en el espacio.
2. Verás campesinos jóvenes, de piel tostada, con camisas verde olivo, vendiendo quesos, conservas y frutas tropicales. Incluso puede que veas a alguno labrando la tierra o pastoreando ganado, pero más fácil vas a ver el apareamiento inédito entre un cartacuba y un tocororo.
3. Verás ómnibus azules, altos y estrechos, detenidos en las cunetas, echando humo con la tapa trasera abierta mientras un chofer bigotudo suda en camiseta y habla desesperadamente por un teléfono celular, cuidando no embarrarlo de grasa.
4. Verás un par de edificaciones que se llaman “El Conejito”, que no son prostíbulos sino cafeterías estatales: allí venden fosforeras, desincrustante para el fregadero, colchas de trapear, y en menor medida pan con croquetas frías y refresco gaseado caliente.
5. Verás, al menos, una carrera de Monster Trucks a la cubana. Nuestra versión elimina las ruedas gigantes para incluir un atractivo superior: el arrastre de decenas de personas embutidas en una gran jaula hecha de planchas de hierro, y tubos y cabillas soldadas entre sí. Gana quien llegue a destino con la mercancía viva.
6. Verás policías y patrullas de carreteras protegiendo a los ciudadanos de ese peligrosísimo flagelo que es el contrabando interprovincial de espaguetis, papas y café.
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