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9 cosas que los cubanos hacemos mejor que nadie

Sin ánimos de contribuir a la conformación de un estereotipo trillado del cubano, nos atrevemos a asegurar que, aunque cada ser humano es único, a los habitantes de la mayor de las Antillas nos distinguen un sinnúmero de rasgos comunes que moldean el rostro mismo de lo que llamamos cubanía.

Cubanet
Partida de dominó callejera Foto © Cubanet

Este artículo es de hace 7 años

Sin ánimos de contribuir a la conformación de un estereotipo trillado del cubano, nos atrevemos a asegurar que, aunque cada ser humano es único, a los habitantes de la mayor de las Antillas nos distinguen un sinnúmero de rasgos comunes que moldean el rostro mismo de lo que llamamos cubanía.

1. Ponerle al mal tiempo buena cara

Es nuestra característica más conocida. Pese al subdesarrollo generalizado en la isla, el declive de sus una vez famosas edificaciones y la pobreza en primer plano, prestigiosos fotógrafos y reporteros han venido a retratarla y no se han topado con nada más que rostros felices, caras sonrientes y un sentido del humor muy marcado.

2. “Luchar”

Va entre comillas porque, aunque se deslinda del significado original, tiene otra peculiar connotación para los isleños, que es casi literalmente la de “inventarla en el aire”, como bien lo reconociera –en español- el propio presidente de los Estados Unidos Barack Obama durante su histórica visita a la isla el pasado mes de marzo. Luchar para los cubanos es hacer maravillas para llegar a fin de mes con el salario, que actualmente en la isla gira en torno a los 30 dólares.

3. “Inflar”

Se le llama en el argot cubano al acto de hiperbolizar o exagerar los hechos, o sea, ir por la vida como pavo real en celo, enseñando el plumaje que se tiene y el que no se tiene también. Puede que se deba a un reflejo forzado de supervivencia del más fuerte, valiente o conocedor (al menos de forma aparente).

El cubano no te cuenta que tuvo que apretarse un poco en la guagua (autobús), sino que corrió dos cuadras para alcanzarla y cuando lo hizo metió tres patadas de Power Ranger para poder entrar. Si tuvo que esperar por ti 5 minutos en la calle, prepárate, porque morirá diciendo que fue casi una hora bajo el sol.

4. Los frijoles

Si quieres probar los mejores frijoles del mundo, así como la variedad en la elaboración del mismo (congrí, colorados, mantequilla, negros), entonces llégate a una casa cubana, allí te pueden enseñar el arte de prepararlos de la forma más deliciosa posible. Los frijoles son un platillo imprescindible en la dieta del cubano, el clima de la isla propicia su cultivo, por lo que han estado presente desde los orígenes de nuestra sociedad.

5. Reciclar y (re)inventar

Baterías de autos convertidas en miniplantas eléctricas para ver la telenovela, bandejas metálicas de comedor obrero como sustituto para las antenas de televisión, motor de lavadora rusa para impulsar un viejo ventilador, esos y muchos más son algunos de los creativos inventos que nacieron de manos de los cubanos durante el llamado Período Especial, la mayor crisis que ha afrontado la Isla. En una casa cubana nada se bota si tiene arreglo, ello da fe de la inventiva que se fomentó dentro de nuestra sociedad para afrontar las vicisitudes.

6. Entablar conversaciones con perfectos extraños

Una costumbre que nos viene de lidiar con la peculiar dinámica de la isla, donde la cuestionable infraestructura del transporte público nos ha obligado por años a compartir en mismo espacio personal –y hasta ADN- con desconocidos. Si estás esperando en una consulta médica y alguien se sienta a tu lado a protestar por la demora o por el calor, ese seguramente será un cubano, quien no tendrá ningún recato en conversar contigo como si te conociera de toda la vida.

7. Disfrutar en familia

El cubano se la pasa buscando pretextos para compartir en familia; los fines de año, las noches buenas, el día de las madres, los cumpleaños o el 1ro de mayo, cualquier fecha festiva es perfecta para asar un cerdito, comprar dulces cubanos, una ensalada fría de coditos y refresco de cola. El próximo paso es llamar, una por una, a cada persona de la familia y no parar hasta que se llene la casa de niño y frases acaloradas, de las surgen solo gracias a una buena partida de dominó.

8. Bailar salsa

Aunque sea un cliché, no se nos ocurre quien pueda ponerle más sabor y pasión a la salsa que un cubano. Este género, así como el son, la trova, el mambo, la guaracha y otros tantos ritmos bailables, forman parte de nuestra cultura y tradiciones más arraigadas, y se nos enseñan como ingredientes esenciales de nuestras festividades desde que somos muy pequeños. En la mayoría de las casas cubanas encontrarás siempre, como un preciado tesoro, CDs de los Van Van, Celia Cruz, Isaac Delgado, Bamboleo, Irakere, entre otros.

9. Rodearse de amigos y “socitos”

Es muy común que un cubano en el extranjero y acabado de llegar cuente rápidamente con toda una sarta de amigotes o socios, y es que los cubanos nos tomamos muy a pecho aquel refrán que cita “quien tiene un amigo, tiene un central”. A dondequiera que lleguemos, procuramos hacernos de la mayor cantidad de amistades, pues sabemos que el día de mañana podríamos necesitar de cada una de ellas.

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