Aftas

Las aftas son pequeñas ulceritas que aparecen en la mucosa oral. La palabra proviene del griego antiguo, aphtai, o quemadura.

La lesión comienza con una sensación quemante; después aparece una mácula rojiza, pequeña, seguida de una vesícula, la cual se rompe y se forma la úlcera que consiste en un punto amarillo claro, generalmente ovalado, de un milímetro a un centímetro de diámetro.

Se presentan en la mucosa del labio, repliegues de la mucosa, en el suelo de la boca o en las encías, y pueden ser solitarias o múltiples. La lesión es muy dolorosa y cuando son múltiples pueden dar lugar a inflamación de los ganglios cervicales, malestar general y fiebre. En general son muy sensibles a los alimentos y el dolor puede extenderse a toda la cara, provocando también dificultades para comer.

En la mayor parte de los casos la causa se desconoce. Se habla de factores alérgicos e irritantes como medicamentos, alimentos. También pueden guardar relación con formas bacterianas y virales, e incluso pueden participar algunos elementos de carácter autoinmunitario.

La úlcera rompe las capas de la mucosa y afecta las terminaciones nerviosas, lo que provoca el dolor tan intenso.

La trasmisión de persona a persona no es frecuente, pero esto depende de la causa que genera la afección.

En algunas pacientes la frecuencia de las aftas se relaciona claramente con la menstruación. Debido a la disminución de los estrógenos durante el ciclo.

Las aftas pueden aparecer con la ingestión de algunos alimentos, según la predisposición de cada individuo. Entre ellos el chocolate, los frijoles, los alimentos ácidos, entre los más frecuentes.

También predispone la aparición de aftas la presencia de sepsis bucal y caries .

Cuando las aftas son aisladas pueden curar espontáneamente, pero siempre el paciente debe recibir la orientación del médico o estomatólogo.

En la actualidad el bálsamo de Shostakoski, el uso de corticoides (triamcinolona, hidrocortisona), también antihistamínicos (benadrilina) y en ocasiones antibióticos (tetraciclina) puede mejorar al paciente.

Por lo general afecta la mucosa oral y la faringe. Pueden prevenirse manteniendo una adecuada higiene bucal, se debe asistir al estomatólogo con periodicidad y evitar los posibles factores causales como medicamentos y alimentos que, se conozcan, puedan desencadenar la enfermedad.

Con mucha frecuencia, y sobre todo cuando no se siguen las orientaciones médicas el padecimiento puede hacerse crónico.