Ciclos

Se acerca el mes de junio y entra en las casas cubanas el temor a los ciclones. Junto con la telenovela del momento, los partes del tiempo se convertirán en cita obligada para que Rubiera nos cuente si la temporada será más o menos activa y sintamos o la tranquilidad de estar bien preparados o el miedo a perderlo todo.


Este artículo es de hace 9 años

Se acerca el mes de junio y entra en las casas cubanas el temor a los ciclones. Junto con la telenovela del momento, los partes del tiempo se convertirán en cita obligada para que Rubiera nos cuente si la temporada será más o menos activa y sintamos o la tranquilidad de estar bien preparados o el miedo a perderlo todo.

Como en todas las esferas de la vida cubana, en esta también son palpables las diferencias de poder adquisitivo y de estatus: tener velas, linternas, radios portátiles y pilas para ellos, comida que no necesite refrigeración... será un privilegio del que gozarán unos pocos, que convertirán su casa en centro de información del barrio y en punto de encuentro para las noches más largas de las temporadas más castigadas. Estos caciques temporales de las tribus urbanas, servirán de intermediarios entre la vida detenida por los ciclones y el curso normal mantenido en las radios o en las teles conectadas por plantas, informarán al resto de los partes del tiempo y de los enumerados de la Defensa Civil, pondrán luz a las noches más oscuras y sonido a las más silenciosas.

Solo quien haya vivido en el trópico sabe de la sensación de angustia previa al paso, de la locura para poner a buen resguardo de vientos y lluvias las pocas cosas de valor de que se dispongan, de las largas colas para acumular alimentos imperecederos que permitan hacerle frente a los días de apagones, solo quienes hayan vivido en Cuba se reconocerán en ese carnaval de tablas, 'zines' y papeles precinta de que se visten las ciudades para hacerle frente a la furia climática.

Solo quienes hayan sufrido los ciclones e huracanes, sabrán de la angustia de las horas de después, cuando se contabilizan pérdidas y daños económicos porque afortunadamente, todo hay que decirlo, hace años que las humanas son nulas o raras.

Solo quienes los hayan padecido habrán asumido su inevitabilidad y como si de una pieza teatral se tratase, desmontarán la escena cuando termine noviembre, felices de haber superado otro nuevo ciclo o intentando reponerse de él , sabiendo que como siempre, con la llegada del mes de junio empezará nuevamente todo.

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Marlén González

(La Habana, 1978) Lic. en Filología hispánica y Máster en Lexicografía. Ha sido profesora en la Universidad de La Habana e investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela.

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Marlén González

Marlén González

(La Habana, 1978) Lic. en Filología hispánica y Máster en Lexicografía. Ha sido profesora en la Universidad de La Habana e investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela.