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Claustrofobia

La claustrofobia es un miedo irracional, totalmente inconsciente, en el que la persona empieza a imaginar que pueden suceder cosas, sin que éstas ocurran, al encontrarse en lugares cerrados. Esto puede constituir una enfermedad y requerir de un manejo terapéutico profesional.


Este artículo es de hace 8 años

El tema que abordamos hoy es la claustrofobia, que se define como una perturbación nerviosa que los especialistas identifican como trastorno de ansiedad fóbico.

La claustrofobia es un miedo irracional, totalmente inconsciente, en el que la persona empieza a imaginar que pueden suceder cosas, sin que éstas ocurran, al encontrarse en lugares cerrados. Esto puede constituir una enfermedad y requerir de un manejo terapéutico profesional.

Fobia quiere decir miedo y claustro, encierro. Guarda relación con una situación estresante (pequeños espacios o encierros), donde además de miedo aparecen conductas de evitación o de huida. Los lugares más temidos son los ascensores, túneles, pequeñas habitaciones sin ventanas, sótanos, vehículos (guaguas, aviones, autos pequeños) y lugares con escasas posibilidades de salida.

No siempre están claras las causas que lo originan pero pueden atribuirse a exposiciones a algún tipo de situación traumática (evento previo) es lo que puede desencadenarla. También influyen otros elementos como la personalidad.

Por ello es necesario diferenciar el diagnóstico de patologías como fobia generalizada, ataques de pánico o estrés post traumático que suele surgir tras un evento desagradable.

En el caso de la claustrofobia, el trastorno si bien pudo originarse en la infancia y manifestarse en la adolescencia y principalmente en la edad productiva, no se asocia directamente a un evento pasado o lugar en específico.

Por el contrario, las crisis en las que se presentan los síntomas característicos de una claustrofobia que son -miedo o pánico al sentirse amenazado, sudoración, taquicardia y falta de respiración entre otros-, se desarrollan en cualquier sitio cerrado y sin ningún tipo de estímulo externo.

Alrededor del 6 al 8 % de la población en general puede padecer claustrofobia, se ha observado que se presenta con mayor frecuencia en el sexo femenino. La claustrofobia no es un evento tan común, pero ocurre que muchas veces se asocia a otras manifestaciones de la ansiedad y a diversas dolencias nerviosas, lo que hace que aparezca más frecuentemente.

Su aparición es más significativa en adultos jóvenes aunque puede presentarse en cualquier edad. Las primeras señales a las que habría que prestar atención, y podrían aparecer desde la niñez, son: dificultad para la adaptación escolar, conductas exageradas de miedo a animales domésticos, timidez al relacionarse con los demás, miedo a la oscuridad o a estar solo, entre otras.

Las personas solitarias que se encuentran en edad productiva, así como quienes fueron formados con educación rígida, son quienes resultan más propensos a desarrollar este tipo de fobia.

Los síntomas generales más frecuentes son palpitaciones, sudoración, temblores y sequedad de boca. Otras manifestaciones como la dificultad para respirar, sensación de ahogamiento, dolor o malestar, o ganas de vomitar, opresión precordial. La sensación de mareo, de pérdida de control, el miedo a morir y el entumecimiento, guardan relación con el estado mental.

El diagnóstico se realiza utilizando tres parámetros fundamentales: criterio de ansiedad; criterio de evitación, huida o escape; y que la sola posibilidad de pensarlo genere síntomas.

Resulta indispensable su manejo terapéutico toda vez que "no se cura sola, y puede incapacitar a la persona hasta para trabajar en un lugar, para subir a un avión o elevador, etcétera".

Aunque el padecimiento es curable solo si se llegan a conocer las causas verdaderas y se trabaja profundamente con el psicoterapeuta. En otros casos, aún cuando la causa no pueda ser precisada, existen formas terapéuticas que logran aliviar el padecimiento.

El tratamiento es variado, pero el más efectivo es la psicoterapia directa con el paciente. Otras formas de conseguir el alivio de este trastorno es con medicamentos y técnicas sanadoras como la relajación, la meditación y terapias homeopáticas.

Cuando se está en medio de una crisis de claustrofobia la recomendación es respirar profundo, relajarse y enviars mensajes positivos desde la mente.

Muchas personas temen ir a un especialista en salud mental. Creen que pueden sobreponerse a este mal contando con su propio esfuerzo. A la larga, lo que logran es una pérdida de libertad, terminan limitándose y evitando espacios que pudieran desencadenar los síntomas. No automedicarse y acudir al especialista son las mejores recomendaciones que podemos darle a una persona que padece de claustrofobia.

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