De que La Habana engancha no hay duda, por eso recopilamos para ti, a modo de advertencia, algunos de los rasgos más peculiares de la capital de todos los cubanos sin los cuales, estamos seguros, te costará trabajo vivir luego que hayas dejado atrás la ciudad:
1. A recorrerte media ciudad en un Chevy destartalado del 58
Destartalado sí, pero muchos con la carrocería y demás piezas de cuando llegaron a este mundo. En La Habana estos autos americanos, los famosos almendrones, son el medio de transporte más utilizados.
2. Al Malecón
A pasearlo completo en pleno día, a frecuentarlo en las noches de calor, a celebrar allí con tu pareja y amigos, a tomar las mejores fotos de atardeceres; el malecón “se presta” para eso y para mucho más, es sin dudas el rasgo más definitorio de la fisionomía habanera.
3. A la gente interesante y colorida
El botero que maneja el almendrón que cogiste esta mañana se graduó de Química Nuclear en Rusia, la camarera que te atendió en la tarde tiene un máster en Ciencias Sociales, en un solo día te has topado con rastafaris, pescadores, emos, trovadores, estatuas vivientes, imitadores de Chaplin y de Hemingway, maniseros, zanqueros, pregoneros de tamal en hoja o aromatizante y vendedores de libros antiguos y parafernalia de principios del siglo XX.
4. A la maravilla de lo vintage sobre lo moderno
Está en todas partes, en una vieja fábrica de aceite que hoy es el centro de referencia para el arte y la vida nocturna habanera, en los autos que circulan por las calles, en la arquitectura, en el interior de los hogares, bares, paladares, en la estética misma de la ciudad cuyo desarrollo estructural prácticamente se congeló en los 50.
5. A pagar nada o casi nada por disfrutar del arte en su máxima expresión
La Bienal de La Habana, La Habana Ciudad en Movimiento, el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, Habanarte, la Feria Internacional del Libro, el Festival Jazz Plaza, el Festival Internacional de Teatro, Havana World Music, y un sinnúmero de eventos de primerísima calidad artística se encargan de llevar lo mejor de la música, la literatura, el cine y las artes plásticas a todo el público interesado, por el cost más mínimo.
6. Al tumulto “cariñoso”
Las colas para todo, la apretazón en las guaguas, la afluencia de miles de personas que caminan de un extremo a otro de La Habana a cualquier hora del día.
7. Al surrealismo como pan de cada día
Una novia vestida como el merengue de un pastel encima de un Ford descapotable del 59 color rosa fucsia; un recién graduado de arquitectura que acaba de ganar un premio internacional, apretado como una sardina en la guagua, los ejemplos son tan extensos como descabellados.
8. A la arquitectura del Casco Histórico
Mansiones coloniales de colores brillantes mayormente pertenecientes al siglo XIX y con frondosos patios interiores, corredores para los antiguos carruajes, techos de tejas rojas y balcones de madera; edificios multifamiliares de estilo ecléctico adornados con asombrosas figuras antropomorfas; fuentes, estatuas de personalidades históricas, tarjas, museos, calles adoquinadas. Ello y mucho más te conectará la con el pasado y la belleza interna de la capital.
9. A que los demás te cuenten su vida
Ten por seguro que te enrolarás en más de una cola en La Habana, pero no te preocupes, ten por seguro también que alguien a tu lado conversará contigo como si te conociera de toda la vida, ello hará más digerible la espera y terminará haciéndote de varios amigos.
10. A la calidez de las personas, los edificios y los colores
Los habaneros, y el cubano en general, se caracterizan por su calidez humana, no importa cuán apretados estemos en la casa siempre habrá espacio para acoger a una amistad, no importa cuán ocupado estemos, siempre habrá tiempo para compartir y celebrar. Ello, unido a los colores vibrantes y cálidos que nuestro sol tropical desborda sobre las bellas edificaciones de la capital, resulta en una sensación sobrecogedora y bastante adictiva.
11. A sustituir hoteles 5 estrellas por casas de alquiler
Cada vez son más los foráneos que llegan a la capital cubana y eligen quedarse en casas de alquiler, no sólo porque resultan menos costosas, sino porque solo así pueden acercarse a la vida en la isla vista desde la interacción con su gente y sus hogares.
12. A tener el mar a un paso
Ya sea el malecón de La Habana, el litoral norte costero que atrae a los bañistas en la zona residencial Miramar o las hermosas Playas del Este, el mar siempre te va a quedar a “un pasito”, o más bien a un viajecito en la 400 si vas al este o a 10 pesos en almendrón si vas a las playitas de 12 o 16 en Miramar.
13. A lo hermoso que yace en lo viejo y abandonado
Por triste o imposible que parezca en un primer momento, cada inmueble abandonado o derruido en La Habana, posee una belleza inexplicable que se suma al sinnúmero de atributos que la caracterizan y la convierten en una ciudad sui géneris.
14. A tener siempre la puerta abierta para los amigos (y para que se vaya el calor)
Como un hábito que te facilita la vida, en cada barrio de La Habana la gente acostumbra a dejar abiertas de par en par las puertas, balcones y portales, las altas temperaturas que se presentan durante todo el año así lo ameritan.
15. Al pregón de los pastelitos de guayaba, el tamal en hoja y el turrón de maní molido
La sonoridad de La Habana se complementa con el romper de las olas en el malecón, con la música de artistas callejeros, con el ruido de los autos prehistóricos tratando de mantenerse en una sola pieza y, por supuesto, con los clásicos pregoneros, quienes haciendo uso de una tradicional práctica en la isla y demás países de Latinoamérica y el Caribe, anuncian a viva voz y de la forma más original todo cuanto puede ser vendido.
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