
El síndrome de respuesta inflamatoria sistémica conocido como sepsis es una enfermedad grave en la que la sangre se encuentra repleta de bacterias. Los síntomas más frecuentes son escalofríos, confusión o delirio, disminución de la cantidad de orina, fiebre o temperatura corporal baja (hipotermia), hiperventilación, mareo debido a disminución de la presión arterial, taquicardia, temblor, rash cutáneo, piel caliente.
La sepsis es causada por una infección bacteriana que puede originarse en cualquier parte del cuerpo. Los sitios más comunes donde la infección podría comenzar son el intestino (generalmente se ve con peritonitis), los riñones (infección de las vías urinarias altas o pielonefritis), meningitis, el hígado o la vesícula biliar, neumonía bacteriana, celulitis, osteomielitis, infecciones nosocomiales, etc.
La sepsis es una de las enfermedades mortales más comunes. Esta es una de las pocas afecciones que afecta con igualmente al mundo en desarrollo y al mundo desarrollado.
En el mundo desarrollado, la sepsis aumenta en una proporción anual de 8-13 % por encima de la década anterior, y es más mortal que el cáncer de colon y el de mama juntos. Hay diversas razones que explican este fenómeno entre ellas el envejecimiento poblacional, el incremento del uso de intervenciones de alto riesgo en todos los grupos poblacionales, y el desarrollo de infecciones resistentes a los medicamentos y con variedades más virulentas. En el mundo en desarrollo la malnutrición, la pobreza la falta de acceso a las vacunas y el tratamiento en el momento adecuado son factores que contribuyen al incremento de la mortalidad.
A pesar de su elevada frecuencia la sepsis es prácticamente desconocida por la población y suele confundirse con un “envenenamiento de la sangre”.
La sepsis se produce cuando la respuesta del organismo a una infección produce lesiones en sus propios órganos y tejidos. Puede evolucionar al shock, el fallo multiorgánico y la muerte, especialmente si no se produce una rápida identificación y un tratamiento precoz.
A pesar de los grandes avances de la medicina moderna, incluyendo las vacunas, los antibióticos y los cuidados intensivos, la sepsis sigue siendo la primera causa de muerte como resultado de una infección, con una tasa de mortalidad hospitalaria del 30-60 %.
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