Historia del cepillo dental

Entre cientos de utensilios simples que se emplean diariamente existe uno al que no se le otorga la importancia que merece: el cepillo de dientes.


Este artículo es de hace 9 años

Existe la creencia de que mientras más sofisticado sea un utensilio de limpieza mejor será.. La simpleza de un objeto mucha veces lo hace más útil, por lo cual es difícil de remplazarlo por algún otro. Así lo demostró una encuesta divulgada recientemente por el Índice de Inventos Lemelson-MIT, del Instituto de Tecnología de Massachussets. Entre cientos de utensilios simples que se emplean diariamente existe uno al que por lo general no se le otorga la importancia que merece: el cepillo de dientes. Imaginar la vida sin este útil objeto de higiene personal resulta difícil; sin embargo antes de existir tal y como se conoce hoy, el hombre había diseñado modelos, muy rudimentarios para estos fines.

Los problemas de los dientes en la antigüedad eran similares a los actuales (deficiente higiene bucal, periodontopatías, halitosis o mal aliento). La higiene bucal se practica desde épocas muy antiguas en las que el ser humano comenzó a buscar algún método para limpiar las superficies dentales. En la era primitiva el hombre empleaba sus uñas o pequeños fragmentos de madera. Ya en la época prehispánica los indígenas empleaban la raíz de una planta o se frotaban sus dientes con un dedo.

El cepillo de dientes fue un descubrimiento del siglo XVII; sin embargo, no todos podían permitirse el lujo de tener uno. A principios del siglo XX tener un cepillo de dientes estaba reservado solo para personas muy ricas, pues el mango era de marfil y las cerdas naturales. Fue en 1930 cuando aparecieron los primeros cepillos plásticos, que eran mucho más económicos.

La evolución del cepillo dental
En el año 3000 a.C. Los egipcios usaban pequeñas ramas con puntas desgastadas para limpiar sus dientes. El primer cepillo dental utilizado por los antiguos fue una ramita del tamaño de un lápiz, uno de cuyos extremos se trataba para lograr que fuera blando y fibroso al tacto. Estos palitos se frotaban inicialmente contra los dientes sin ningún abrasivo adicional (como nuestra pasta dentífrica); han sido hallados en tumbas egipcias que datan del año 3000 A.C.

Los palitos masticables todavía se utilizan en ciertos lugares, los árabes utilizaron las ramitas de una planta de palma llamada areca, y moldeaban los extremos para suavizarlas. Su forma era similar a la de los palillos de hoy día. Algunas tribus africanas y australianas siguen usando objetos similares para limpiar su dentadura. Varias tribus africanas lo hacían empleando las ramitas de un árbol, del Salvadoree pérsica o “árbol cepillo dental”.

El primer cepillo dental provisto de cerdas, similar al actual, se utilizó en China hacia el año 1498. Las cerdas, eran extraídas manualmente del cuello de cerdos que vivían en los climas más fríos de Siberia y China (el frío hace que las cerdas de estos animales crezcan con mayor consistencia), y las cerdas eran cosidas a unos mangos de bambú o de hueso.

No fue hasta el año 1600 que se introdujo el cepillo dental en Europa. Los viajeros europeos que viajaron a China trajeron a su regreso el cepillo dental; pero reemplazaron las cerdas del jabalí por otras más suaves, las de crines de caballo. En esos tiempos muy pocas perosnas occidentales se cepillaban los dientes. Los cepillos dentales fabricados con otros pelos de animales, por ejemplo el de tejón, tuvieron efímeros períodos de popularidad.

Muchas personas preferían limpiarse después de las comidas con una pluma rígida de ave (como habían hecho los romanos) o bien utilizaban mondadientes especialmente fabricados en bronce o plata. En muchos casos, los mondadientes metálicos eran menos peligrosos para la salud que los cepillos de pelo animal duro.

El doctor Pierre Fauchard, padre de la odontología moderna, ofreció en Europa (en 1723) la primera explicación detallada acerca del cepillo dental. Se refiere a la escasa efectividad de los cepillos de pelo de caballo ─eran demasiado blandos─, y llama la atención al gran sector de la población que nunca, o rara vez, realizaba alguna práctica de higiene dental. Recomienda frotarse vigorosamente cada día los dientes y las encías con un trozo de esponja natural.

En el siglo XIX el bacteriólogo francés Louís Pasteur expuso su teoría sobre los gérmenes. Después de los descubrimientos hechos por este científico los dentistas comprobaron que todos los cepillos de pelo animal, que conservan por mucho tiempo la humedad, acababan por acumular bacterias y hongos microscópicos, y que la perforación de la encía producida por las agudas puntas de las cerdas podía ser la causa de numerosas infecciones bucales. Esterilizar con agua hirviendo los cepillos hechos con pelo animal presentaba el inconveniente de ablandarlos excesiva y permanentemente, e incluso de destruirlos por completo. Además, los cepillos de calidad fabricados con pelo animal eran demasiado costosos, lo cual impedía su sustición frecuente. La solución para este problema no se presentó hasta la tercera década del siglo XX.

En 1885 las compañías comienzan a producir cepillos manuales a gran escala. El invento se popularizó de tal manera que las industrias utilizaron el cabello de otros animales para la fabricación del cepillo dental, pero fue el cabello del jabalí siberiano el más usado; lo importaron durante muchos años, hasta el descubrimiento del nailon en la década de los años treinta. En 1937, por ejemplo, el año de la aparición de los cepillos de nailon, solo en EE. UU. se importaban 600.000 kg de cerdas porcinas para cepillos dentales. A principios de siglo, debido a su elevado costo, las familias más humildes tenían que compartir el mismo cepillo.

El nailon fue inventado en EE. UU., en los Laboratorios DuPont (1937) por Wallace H. Carothers. Este descubrimiento inició una revolución en la industria de los cepillos dentales. El nailon era duro, rígido y flexible, resistía la deformación y la humedad no lo dañaba porque se secaba completamente con lo cual se impedía el desarrollo de bacterias.

El primer cepillo de cerdas de nailon fue vendido en EE. UU. en el año 1938, bajo el nombre de “Dr. West's Miracle Tuft Toothbrush”. Du Pont dio a las fibras artificiales el nombre de Exton Bristies, y, a través de una amplia campaña publicitaria, la compañía informó a su público que “El material utilizado en la fabricación del Exton se llama nylon, una palabra acuñada tan recientemente que nadie la encontrará en el diccionario”. La empresa destacaba las numerosas ventajas del nailon sobre las cerdas de origen animal, ya que estas se desprendían con facilidad; las de nailon quedaban sujetas firmemente al mango del cepillo.

Dupont en 1950 mejoró sus cepillos usando nuevas cerdas de nailon más suaves. Las primeras cerdas de nailon eran tan rígidas que lastimaban las encías. De hecho, el tejido de estas se resentía tanto, que al principio los dentistas se negaron a recomendar los cepillos de nailon.

A comienzo de la década de 1950, la Du Pont había perfeccionado ya un nailon “blando” que fue presentado al público con el nombre de cepillo dental Park Avenue. Se pagaban entonces diez centavos por un cepillo de cerdas duras, y cuarenta y nueve por el modelo Park Avenue, más perfeccionado, sobre todo, más blando, lo cual lo hizo más popular. Los dientes y las encías necesitan diferentes magnitudes de rigidez. El problema se resolvió cuando comenzó la fabricación de cepillos de dientes con racimos de diferentes grados de rigidez: los racimos que tenían contacto con las encías eran más suaves.

Los inicios del cepillo dental eléctrico moderno se reportan en 1954. El Broxodent, fue el primer cepillo dental eléctrico exitoso, fue creado en Suiza por el doctor Philippe-Guy Woog, y luego en Francia por Broxo S.A. El primer estudio en demostrar su superioridad por sobre el cepillo manual fue publicado en 1956 por el profesor Arthur Jean Held en Ginebra. Los cepillos eléctricos fueron creados inicialmente para pacientes que presentaban habilidades motoras limitadas, y para los que usaran aparatos de ortodoncia. Se ha afirmado que los cepillos eléctricos son más efectivos que los manuales pues dan menos posibilidad a que los pacientes se cepillen incorrectamente.

En 1987 se presenta el primer cepillo dental eléctrico para uso doméstico, era de acción rotatoria. El cepillo dental eléctrico demostró una tendencia creciente hacia métodos cada vez más complejos y caros para lograr movimientos motorizados en las cerdas y cabezas de los cepillos, que favorecieran la limpieza más efectiva de los dientes. Una serie de estudios clínicos demostró que estos cepillos dentales eléctricos logran una mayor remoción de la placa, en comparación con los cepillos dentales manuales, lo cual condujo a su creciente aceptación. Muchos de ellos presentan un temporizador con memoria que avisa cuando ha transcurrido el tiempo necesario recomendado de cepillado.

A partir del año 2000, la población accede a la tecnología del cepillado dental, gracias a la comercialización de cepillos dentales eléctricos de bajo precio. Hoy día, abundan los modelos de cepillos dentales manuales y eléctricos en el mercado. Muestran gran variedad de diseños y presentaciones que combinan en un solo aditamento diferentes tipos, tamaños y grosores de cerdas que se disponen en distintas angulaciones. Para facilitar el cepillado dental, se han desarrollado tendencias de fabricar cepillos dentales de un sin número de marcas, tipos, formas, durezas y colores atendiendo a su creciente demanda.

Los cepillos eléctricos se encuentran en la tercera generación, en la primera tan solo se agitaba la cabeza, en la segunda se aplicaban cabezas rotativas con un efecto de oscilación y en la tercera se aplica una oscilación rápida con poca amplitud a las mismas cerdas.

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