La calle Tacón, que hasta el 1861 estuvo numerada como continuación de la calle de los Oficios, recibió su nombre en memoria de Don Miguel Tacón y Rosique, militar y político español, quien fue Capitán General de la Isla de 1834 a 1838. Su gobierno de facultades omnímodas y hostilidad hacia los criollos mantuvo un contradictorio equilibrio entre acciones represivas y otras orientadas a la fundación de obras públicas de vigencia en la Villa de San Cristóbal.
En su terminación –lugar que coincide con el arranque de la calle Empedrado- estuvo la batería llamada de Santa Bárbara. En el siglo XVII este lugar fue conocido como el Boquete de los Pimientas por encontrarse aquí el astillero propiedad de esta familia, armadores de buques, en conjunto con las familias de Oporto y de Veloso. Antes del relleno del Malecón el mar llegaba hasta muy cerca de este lugar, es por eso que también se le refería a este sitio del extremo de la calle “El Boquete”, que era una abertura de la muralla del mar por donde desaguaban las calles de La Habana y además se introducía el pescado. Es a razón de este emplazamiento que se construirá el edificio de la pescadería fabricado por el gobernador Tacón en 1836, definido por el historiador Jacobo de la Pezuela como: “...uno de los centros principales de abasto público y diario de La Habana..”.
Entre las casas que se distinguen por su importancia arquitectónica se encuentra la No. 4 y esquinera, la cual fue morada por figuras como Don José Ignacio Díaz Pimienta, presbítero e importante músico; Don Martín de Aróstegui y Larrea, personaje que presidió desde sus inicios la Real Compañía de Comercio de La Habana, institución primera de su tipo en la Isla y a la que posteriormente se debería el surgimiento de la burguesía agro-manufacturera en Cuba; el Obispo Don Santiago José de Hechavarria y Elguesua, quien se consagró en 1768 como el primer prelado criollo en la isla. A su cargo estuvo la fundación del Real Colegio Seminario de San Carlos y San Ambrosio y la casa de recogida de San Juan Nepomuceno entre un grupo de obras pías dedicada a la manutención de los pobres y necesitados.
Hasta 1928 esta calle la conformó solo una cuadra entre O’reilly y Empedrado, comenzando en la Plaza de Armas. Después de construirse “el relleno del Malecón” sobre la Avenida del Puerto y las zonas ajardinadas aledañas, la calle Tacón fue extendida hasta la calle Cuba, delineándose esta nueva parte añadida sobre lo que había sido el Paseo de “La cortina de Valdés” y el solar de la demolida Maestranza de Artillería. Es el paraje de La Habana intramuros que ha sufrido mayores cambios desde entonces por la compleja ubicación sobre terrenos ganados al brazo de mar del canal de entrada a la Bahía de La Habana.
En sus orígenes, Tacón, como otras calles de La Habana, estuvo cubierta con adoquines de madera. En la actualidad, solo el pequeño tramo que constituye la calle frontal del Palacio de Los Capitanes Generales, mantiene la estructura original, siendo la única en La Habana con este adoquinado. Este aspecto le fue devuelto después de la última restauración en 1967 del Palacio de Los Capitanes Generales, momento en que el portal del edificio recobró el piso original de chinas pelonas y la calle sus famosos adoquines de madera.
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