APP GRATIS

La casa de los símbolos en Santiago de Cuba

La iniciativa de Rafael Pérez Betancourt ha hecho que muchos se pregunten si esa es la vivienda real de Orestes Kindelán, y él siempre sonriendo responde que no, que aunque no reside aquí, esa siempre será su casa, la misma de un camagüeyano que entregó su corazón a Santiago de Cuba.


Este artículo es de hace 7 años

Para el cubano el cuarto y el baño son las partes más íntimas de una casa, mientras que el patio, la terraza, el balcón y portal, son el escenario más agradable para recibir a los amigos y hacer vida social.

Estos se cumple así, de manera general sin considerar el poder adquisitivo de cada familia, casi como una regla no escrita, aunque claro está existen excepciones.

Rafael Pérez Betancourt, un santiaguero que solo necesitaba haber nacido en la tierra caliente y no en Camagüey para ser reyoyo, llevó esta costumbre al extremo: convirtió la fachada de su hogar en una declaración de identidad y orgullo, y hoy recibe visitas sistemáticas de cuantos como él comparten ese sentimiento.

Desde el color rojo –para algunos símbolo de la urbe, quizás por el equipo de las avispas–, la imagen de Frank País acompañada de una inmortal frase, el resumen de los principales logros deportivos de Orestes Kindelán, hasta la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, como coronación de un manifiesto y oda por al más puro sentimiento de amor por el terruño, todos esos símbolos hablan a las claras, pero no con una voz de susurro sino más bien de gritos, de que este santiaguero siente una devoción por Santiago de Cuba.

Su vivienda se ubica en calle nueve número dos, entre General Cebreco (más conocida como carretera del Caney) y calle cuarta, en la barriada de Vista Alegre, justo en una de las entradas a la ciudad de Santiago de Cuba, ubicación que, sin dudas, la convertido en una curiosidad muy visitada por estos días.

“Cuando llegué a Santiago de Cuba con 17 años, por cuestiones familiares, tenía una formación deportiva. Aquí me aceptaron en la academia provincial de béisbol, donde jugué con Pacheco, Kindelán, Jorge García, Vladimir Caballero y otras estrellas. Me encaminé en ese deporte, estuve hasta en las series provinciales, pero después me decidí por una formación militar”.

Asegura Rafael que ya estando en Santiago de Cuba era imposible no adorar aquellos juegos de pelota donde Pacheco, Pierre y Kindelán, y otros jugadores, convertían simples jugadas en hazañas de dioses, una época donde el béisbol era el mayor espectáculo en Cuba y era pura pasión en las largas noches en los hogares, incluso para los más jóvenes. En ese entonces, no se hablaba de Real Madrid, fútbol o liga española.

“Mis ídolos eran los peloteros santiagueros, en especial Kindelán, y esos grandes batazos, quedó para mí como el Rey de la Pelota Cubana, que aún hoy lo tenemos aquí, como una gloria del deporte”.

¿Por qué Frank País?

Para mí es el más grande santiaguero de todos los tiempos, haciendo una salvedad con Antonio Maceo, pero cada uno en su tiempo. Fue el que más peligros enfrentó, fue el que organizó la lucha clandestina, fue la persona que más se la jugó…

Cuando llegué de Camagüey encontré aquí a la verdadera Revolución. Toqué con las manos las casas de Frank, de Maceo, el cuartel Moncada, el parque Abel Santamaría, la Loma del Intendente, el Palacio de Justicia, el antiguo hospital Saturnino Lora… y así en cada esquina de Santiago de Cuba hay un pedazo de historia de Cuba. Y en Camagüey no tenía nada de estas cosas, llegué aquí quedé maravillado… cuando fui madurando llegué a la conclusión de que Frank País era el más grande de todos los santiagueros de todos los tiempos. Por eso en una de las paredes puse la frase que pronunció Fidel Castro cuando se enteró que Frank había muerto “Qué monstruos no saben la inteligencia que han matado”, para verla todos los días.

¿Por qué la Virgen de la Caridad del Cobre?

Cuando llegué a esta ciudad también me percaté de las congas, de los rituales espirituales, me quedé muy impactado. El que visite Santiago de Cuba y no vaya al Puerto de Boniato, al Morro, a la Gran Piedra o a El Cobre, no ha venido realmente.

Todos hablaban de la Virgen de la Caridad del Cobre, de Cachita, de la Patrona de Cuba. A los 18 años decidí ir por primera vez, con solo un año de haber vivido aquí. Cuando llegué me quedé muy impresionado con la dulzura de esa gran virgen, con su suavidad, con sus aires… Vi en ella a mi gran protectora, a la gran protectora de Cuba. Quedó impregnada en mi corazón. Por eso está pintada en la fachada de mi hogar, porque cuando la vi, quedó en mi corazón.

Esas son las razones por las cuáles esas tres figuras están en mi casa: Frank como el más grande santiaguero de todos los tiempos, la Virgen de la Caridad del Cobre porque es la que me ampara y protege, y Kindelán porque es el gran ídolo y rey de la pelota cubana.

No se puede conocer la historia de Cuba sin recorrer Santiago.

Pero en su fachada también se descubren la figura de dos perros.

¿Los perros…?

(sonríe)

En mi casa había un perro que se llamaba Lucerito. Cuando nací, que mi mamá me sacó del hospital materno y me colocó en el cuarto. Ese perro se colocó debajo de mi cuna, y desde entonces había que pedirle permiso para poder verme a mí. A partir de ese momento, no me puede faltar un perro en mi vida.

Tuve uno que se llamó Toqui, lo quise muchísimo. Murió de viejo. Lo puse en una escultura para también recordarlo. El que tengo ahora, que se llama Tomito, también lo tengo reflejado ahí.

Imagino que Kindelán conoce de este sitio. ¿Cómo fue cuando lo vio por primera vez?

Yo le dije que le iba a dedicar un espacio en mi casa, se lo dije para que tuviera conocimiento de eso. Sus respuestas siempre eran incrédulas.

Cuando lo vio se quedó maravillado, tanto que tiene fotos en este sitio y todo.

Y es que realmente este resumen de su carrera, junto con las estadísticas, ha cautivado a las personas que pasan por ahí, también a los vecinos del reparto.

Y Kindelán está muy contento con ese trabajo, aunque al principio no creyó que yo realmente lo iba a construir.

Algunas personas dicen por ahí que lo que el Estado y el INDER no le ha hecho a Kindelán, se lo hice yo, pero es que yo soy su amigo y su hermano, y esa gloria deportiva tenía que estar no solamente ahí, sino que debía estar en un pedestal más grande en Santiago de Cuba.

Y esa misma recomendación la hago de Frank País pues no tiene una figura dentro de la ciudad, como por ejemplo en el edificio del MICONS, detrás de los chorros de agua, para que las nuevas generaciones vieran quién es Frank, el más grande santiaguero de todos los tiempos. Existe una escultura de Frank, cerca de la bahía, pero vestido como miliciano, y no como debía estar, vestido como en la clandestinidad, al asecho, con su sonrisa, pero en un lugar céntrico para que las nuevas generaciones sepan verdaderamente quién es Frank País, el llamado David de la clandestinidad.

Rafael, ¿por qué la virgen coronando su hogar, arriba, en el segundo piso?

Porque la Virgen no puede estar abajo. Ella tiene que estar arriba, para que vea todo desde arriba, y nos ampare siempre a todos los santiagueros y cubanos. Es la gran patrona de Cuba.

¿Tiene la intención de agregar algo más?

Si agregara algo más sería una bola mucho más grande con el récord de Orestes Kindelán, los 487 jonrones que conectó.

Si voy a agregar una pecera, una reja con peces y soles, porque me gusta mucho el mundo marino. Debe estar esta semana, es muy bonita. A ese cuadrante yo le llamo “la pecera de Vista Alegre”.

¿No tiene pensado agregar también a Pierre y a Pacheco, por ejemplo?

No, cada cual tiene sus ídolos, y el mío es Kindelán.

¿Quién le ha ayudado a materializar todas esas ideas?

Artistas cuentapropistas. Tengo en proyecto para ver si uno de los hermanos de Lescay me hace una figura de Kindelán, el llamado “El Tambor Mayor”, pero esta vez en marmolina y cemento. Donde está la pelota yo quiero poner esa figura, que tendrá más o menos un metro treinta de tamaño, y se va a llamar “El batazo 487”, pero eso está en proyecto.

¿Algo más que agregar?

Decirte que todo aquel que pueda agregar algo a su casa, algo de amor y sensibilidad, que lo haga, para que cuando se levante por las mañanas sienta gran alivio y satisfacción.

El que tenga la posibilidad económica, que lo haga.

La iniciativa de Rafael Pérez Betancourt ha hecho que muchos se pregunten si esa es la vivienda real de Orestes Kindelán, y él siempre sonriendo responde que no, que aunque no reside aquí, esa siempre será su casa, la misma de un camagüeyano que entregó su corazón a Santiago de Cuba y que hoy sufre de la falta de pasión de los jóvenes por el béisbol, ese mismo que años atrás le sirvió de inspiración.

¿Qué opinas?

COMENTAR

Archivado en:

José Roberto Loo Vázquez

Periodista de graduación, y fotógrafo de pasión, dos historias que se entremezclan y atrevidamente me hacen llamarme fotoreportero. Si sumamos mi amor, por la ciudad de Santiago de Cuba, no es difícil entender mi preferencia: fotoreportero que gusta resaltar su urbe natal, la “tierra caliente”.

Últimas noticias:

Últimos vídeos:


¿Tienes algo que reportar?
Escribe a CiberCuba:

editores@cibercuba.com

 +1 786 3965 689


José Roberto Loo Vázquez

Periodista de graduación, y fotógrafo de pasión, dos historias que se entremezclan y atrevidamente me hacen llamarme fotoreportero. Si sumamos mi amor, por la ciudad de Santiago de Cuba, no es difícil entender mi preferencia: fotoreportero que gusta resaltar su urbe natal, la “tierra caliente”.