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La corneta china, alma de los carnavales de Santiago de Cuba

La corneta china, un instrumento que da inicio al concierto de la conga, género musical que anima el jolgorio del 21 al 28 de julio, cuando parece que el Sol va a partir las piedras en las tierras santiagueras.


Este artículo es de hace 13 años
En la región oriental de Cuba, y muy en especial en la provincia de Santiago de Cuba, se disfrutan –y la fama no es por gusto – de los más célebres carnavales de la Isla. Y en ese reconocimiento, que rebasa los límites de la nación, posee un papel fundamental la corneta china, un instrumento que da inicio al concierto de la conga, género musical que anima el jolgorio del 21 al 28 de julio, cuando parece que el Sol va a partir las piedras en las tierras santiagueras.

Fueron los inmigrantes chinos los que introdujeron en Cuba tal mecanismo de viento a fines del siglo XIX, luego devenido parte de la tradición musical del país. En China se le conoce como suona.

Sin embargo, este medio musical no era tocado en los Carnavales por chinos o sus descendientes, sino por negros que, en época de la colonia española, la conocieron e incorporaron a sus fiestas de origen litúrgico. Musicólogos coinciden en que el sonido del instrumento, tocado por los nacionales, se acerca a la escala diatónica de los ritmos cubanos, y no a la pentatónia característica de la suona tradicional de China.

Llamada también cornetín chino, posee un solo y agudo tono que puede escucharse, según entendidos, a un kilómetro de distancia. Y es ese llamado singular el que pone en movimiento el típico arrastre de los pies de los seguidores de la conga. Es como si la resonancia que emana del cornetín electrizara los cuerpos, que comienzan a cimbrar, de un lado a otro, manos en alto… goce del espíritu alcanzado por miles de danzantes que siguen a la orquesta integrada por tambores y cencerros.

La popular música oriental, que en los dos últimos años recobró su vitalidad en Cuba entera, gracias a Sur Caribe, una banda santiaguera que inauguró este nuevo ciclo de la popular melodía con la pieza Añoranza por la conga, es inconcebible sin el sonido de la corneta china, que durante el paseo hace esbozos de toque, animando más aún a los bailadores.

En 1915, la corneta china fue tocada en Santiago de Cuba, por primera vez, por un joven llamado Juan Martínez. El acontecimiento ocurrió en el barrio del Tivolí, cuna de famosos músicos de esa ciudad. Juan la llevó a la antigua provincia de Oriente desde La Habana, según historiadores, y los ensayos fueron ellos en secreto. La comparsa que la estrenó fue Los Colombianos, liderada por Feliciano Mesa.

Cuatro días antes de iniciarse las fiestas, Martínez tuvo la ocurrencia de tocar la corneta en los ensayos finales. Arrastró a un mar de pueblo. Ahí empezaron sus complicaciones, pues hasta atentados le hicieron los barrios rivales para evitar que la contagiosa música fuera tocada oficialmente en el Carnaval.

Tanto entonces como ahora, era habitual la competencia entre las parrandas de barrios. Los Colombianos derrotaron a sus rivales de la Conga de los Hoyos, con la inesperada aparición del nuevo elemento musical.

Sin embargo, la alegría de los iniciadores del uso de la corneta china duró poco, pues al año siguiente Los Hoyos sacó la suya y obtuvo la victoria. La Conga de los Hoyos fue fundada entre 1902 y 1904 por el general de las guerras de independencia Guillermo Moncada. También nombrada Hijos del Cocuyé, se le considera la Conga Madre. Hasta hoy, la Conga de Los Hoyos es la más famosa de Santiago de Cuba.

Por su bien ganado prestigio, cada año, la arrancada del Carnaval la da la Conga de los Hoyos. Reviviendo la invasión del Ejército Libertador Cubano, que libró las guerras contra el colonialismo español, la Conga realiza un preámbulo carnavalesco con visitas a los diferentes barrios donde radican otros grupos congueros, entre ellos San Pedrito, Alto Pino, El Guayabito y las centenarias Cabildo Carabalí Isuama, Olugo y La Tahona. En cada una confraternizan, hacen duelos de tambores, junto a millares de sus seguidores.

Durante el rumbón santiaguero son pocos los que duermen. La mayoría disfruta de su popular fiesta con toallas al cuello para secarse el sudor; están en las calles de día y de noche. Sólo en algunas esquinas se detiene la conga para descansar (es una manera de decir) los pies, y para que los bailarines se refresquen con una bebida helada. Sólo hasta que la corneta china de la nueva orden de salida.

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