
Las agencias de viajes, las webs de turismo están llenas de recomendaciones para los viajeros sobre los sitios que promocionan. La Habana no sólo no es la excepción sino que sufre cierta dosis de flolklorismo exagerada y de venta de singularidades como si de un animal en riesgo de extinción se tratase: la infaltable visita a las playas, con sus aguas cristalinas, su piña colada y su mojito, la cata de tabacos, la compra de souvenirs, la alusión al régimen político y por supuesto, el baile.
Como cualquier viajero que vaya a Cuba seguramente tiene a mano este tipo de sugerencias o se habrá documentado previamente, quizás ya tenga en sus planes bailar salsa -si no le interesa hacerlo, tampoco prestará oído a la recomendación-, degustar la gastronomía, visitar las playas, las ferias de artesanos, La bodeguita del Medio, el Floridita, la Marina Hemingway, Tropicana, El Capitolio... Por eso preferimos en esta ocasión hacer recomendaciones adicionales que hagan de la estancia en La Habana algo reseñable, que permita conocer más allá de la ciudad-vitrina, maquillada y re-creada para los curiosos.
Camina, 'anda La Habana'. Ármate de calzado cómodo, protección para el sol y camina por el Vedado, La Rampa, la Habana Vieja, Playa...
Visita la Universidad de La Habana: no es solo un conjunto de un gran valor arquitectónico, sino un enclave esencial en la ciudad y una oportunidad para interactuar con cubanos de las más diversas procedencias y puntos de vistas.
Detén por unos minutos la marcha y descansa en el Malecón habanero, hazlo preferiblemente de día y al caer la tarde. Disfrutarás de la conjunción armoniosa, visceral, de ensueño, entre el sonido de las olas del mar, el bullicioso andar de los habaneros a esas horas, el ruido de los carros que persisten por seguir rodando y la ciudad de fondo, testigo, protagonista, a tramos derruida, a tramos reparada.
Conoce el arte, visita los museos: Bellas Artes, el Nacional de Artes decorativas...
Observa y conversa. No hay mejor manera de conocer una ciudad que dejarse guiar y seducir por ella.
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