Después de visitar la recién inaugurada Embajada de Estados Unidos en Cuba, reunirse con dirigentes políticos, empresarios y representantes de la sociedad civil, es casi seguro que Obama, en la singularidad que lo define, podría continuar su periplo por algunos de los tantos y seductores recovecos turísticos, históricos y gastronómicos de La Habana.
En tal sentido es válido imaginar, o más bien, fantasear con lo que haría el primer presidente estadounidense que llega a Cuba en 88 años si se dejase atrapar por la belleza enigmática y anacrónica de una urbe que fue durante mucho tiempo un prolongación de su propio país.
A continuación, basados en el comportamiento de muchos de sus coterráneos americanos al visitar la isla –incluyendo a las celebrities que se han dejado ver recientemente por las calles habaneras- les diseñamos una propuesta de paradas que no pueden faltar en el itinerario de Obama, sin dudas el personaje más esperado por el pueblo cubano después del anuncio del deshielo.
1. Pasear por el Malecón en un “almendrón” descapotable del 58: Definitivamente el cliché número uno de los turistas estadounidenses. Es una mezcla de placeres, el de descubrir lo nuevo y exótico, la ciudad casi fusionada con el mar bajo un sol blanquecino y tropical, más la evocación al pasado en el asiento trasero de un auto clásico y casi extinto.
2. Asistir con la Primera Dama Michelle a un show de Tropicana: Al igual que viajar en un Ford, el cabaret y toda su parafernalia es una remembranza de mitad de siglo pasado y muy popular en el vecino norteño, donde esta expresión de la vida nocturna tuvo una de las más importantes acogidas.
3. Cenar en La Guarida: Desde el restablecimiento de las relaciones entre Washington y La Habana, probar los platillos de La Guarida se ha vuelto una costumbre para la mayoría de las personalidades que han visitado la isla. No sabemos que tiene la sazón de esta cocina, pero lo cierto es que ha atrapado ya a Natalie Portman, Beyoncé, Usher, Conan O´Brien y otros tantos famosos.
4. Tomar un mojito en la Bodeguita y un daiquirí sin alcohol en el Floridita: Aunque dudamos que las callejuelas de La Habana Vieja sean adecuadas para el presidente de los Estados Unidos, estos dos icónicos lugares forman parte de los rituales más típicos del visitante foráneo, ya que fueron inmortalizados por ese otro gran americano que se enamoró de Cuba, Ernest Hemingway.
5. Fumar un habano, especialmente torcido para él: En varias ocasiones Obama ha manifestado su interés en probar un ejemplar de este exquisito producto, tan cubano que puede pasar por símbolo patrio. Asimismo, no es la primera vez que a un invitado ilustre de Cuba se le ofrece un recorrido por la casa tabacalera Partagás, el cual culmina con la elaboración de un habano personalizado en presencia del futuro consumidor.
6. Recorrer el Paseo del Prado, incluyendo la futura sede del Parlamento: Puede ser una de las paradas más previsibles, sobre todo si tenemos en cuenta que recién comenzaron las obras de embellecimiento de esta antigua avenida. Hace menos de un mes no sólo se colocó una nueva hilera de palmas frente al Capitolio, sino que comenzaron a pulirse los emblemáticos leones de Prado, así como sus pisos y bancos de mármol. También suponemos el paso de Obama por esta importante calle debido a la marcada significación que tiene el Capitolio en el escenario de la política cubana desde su nacimiento, además de ser una réplica casi exacta del inmueble original ubicado en Washington.
7. Comprar una guayabera: Llevarse a casa la prenda más autóctona de Cuba, fetiche de muchos visitantes extranjeros, podría representar una de las muestras más sinceras de respeto por la cultura y las tradiciones de los cubanos, así como un tributo a nuestra nacionalidad.
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