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Los cubanos: refraneros y dicharacheros

Cuba es un país donde el refrán, el jocoso juego de palabras y la vis cómica suelen estar presentes en muchos de los intercambios e interacciones entre sus habitantes.


Este artículo es de hace 8 años

Hay pueblos más dicharacheros que otros y dentro de las propias naciones, hay zonas donde se emplean más refranes que en otras. Las regiones más rurales, por lo general, son más refraneras que las grandes urbes. Cuba, sin embargo, es un país donde el refrán, el jocoso juego de palabras y la vis cómica suelen estar presentes en muchos de los intercambios e interacciones entre sus habitantes, casi con independencia de su sexo, estrato y procedencia.

Sea el temperamento más extrovertido, abierto y desenfadado de los países de climas tropicales, sea por la particular idiosincrasia del cubano que durante mucho tiempo lleva dándole la vuelta la tortilla para ver el lado bueno, sea por comodidad, economía lingüística y la propia eficacia de estos pequeños segmentos de sabiduría concentrada, pero el hecho es que todos los cubanos en más de una ocasión hemos apelado a algún que otro refrán que nos ayude a cerrar una idea o a sustentar una explicación.

Usados para referirse tanto a situaciones, como a entes, objetos o a personas, forman parte del patrimonio cultural y lingüístico de la Isla tanto como sus muchas manifestaciones del arte y creaciones verbales. Forman parte de la oralidad y de la memoria histórica y colectiva de esos valores y sabidurías que van pasándose de unas generaciones a otras. Cohesionan las comunidades sociolingüisticas y contribuyen a conferirles su particular fisonomía.

Sin pretender exhaustividad ni agotar un tema tan jugoso como este, incluimos una lista ordenada de estas frases, sus valores y contextos de uso más frecuente, propias de la lengua hablada en Cuba, de origen hispánico o africano, de la liturgia católica o las religiones afrocubanas, exclusivas o compartidas con otras zonas.

Algunos de los refranes más usados en Cuba:

Existe una prolija lista de refranes usados para referirse a la inevitabilidad de algo o para mostrar aceptación -con o sin resignación- de una situación de incomodidad o desagrado. Pueden incluir matices de optimismo o confianza en que el mal momento pasará:

  • El que nace para tranvía del cielo le caen los troles
  • El que nace para tamal, del cielo le caen las hojas
  • El que nace para estropajo no sale del fregadero
  • La yagua que esta pa’ ti, no hay mula que se la coma
  • No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista
  • Siempre que lleve escampa
  • A mal tiempo, buena cara
  • No hay mal que por bien no venga
  • A falta de pan, casabe

Si las cosas no ocurren como se esperaba o son insólitos los sucesos o sus consecuencias se puede apelar a algunos de los refranes:

  • Ir por lana y salir trasquilado
  • Salir el tiro por la culata (a alguien)

Están los usados para hablar de la recurrente mala suerte de alguien, del empecinamiento del destino con ciertas personas:

  • Si voy al mar se me seca
  • Al que no quiere caldo, le dan tres tazas
  • Sacarse la rifa del guanajo
  • Le (me...) tocó bailar con la más fea

Encontramos los que se emplean como alabanza de posturas de cuidado y para aludir a la importancia de andar alertas y pisando terreno firme. También sirven para llamar la atención de que hay que trascender la superficie a la hora de juzgar a personas o cosas y en el momento de tomar decisiones.

Pueden usarse poniendo el énfasis en lo positivo que se halla tras el primer velo de la apariencia o en los chascos que puede llevarse alguien cuando descubre que lo que hay en el fondo difiere de lo que había en la superficie.

Incluimos aquí, también, esos refranes que refieren el recelo y la desconfianza como mejores escudos de protección:

  • Poner el parche antes de que salga el hueco
  • No dejes camino por vereda
  • Más vale pájaro en mano que siento volando
  • Más vale precaver que tener que lamentar
  • Hombre precavido vale por dos
  • No es oro todo lo que brilla
  • Que te compre quien no te conozca
  • De buenas intenciones está empedrado el camino que conduce al infierno

Tenemos 'dichos' usados para referir similitudes entre parentescos o la esperable aparición de un rasgo o conducta en alguien:

  • La cabra tira al monte (por mucho que parezca que algo puede cambiar, en el fondo siempre afloran los rasgos genuinos y del entorno donde se ha desenvuelto)
  • De tal palo tal astilla
  • Hijo de gato, caza ratón

La perseverancia, el tesón, el esfuerzo, la osadía y la constancia también son rasgos que el refranero premia, promueve y apoya:

  • Quien persevera triunfa
  • A quien madruga Dios le ayuda
  • El que no se arriesga no gana
  • Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente

La codicia y la ambición excesiva, en cambio, no son cualidades aplaudidas:

  • Quien mucho abarca, poco aprieta
  • La avaricia rompe el saco

La sexualidad, el erotismo y su explicitación o sugerencia están presentes en el día a día de los cubanos y en sus propios rasgos identitarios. El refranero, en consecuencia, se hace eco de ese modo de ser y de hacerse y se convierte en útil herramienta para describir un gran abanico de actitudes, rasgos y situaciones relacionadas con la esfera del erotismo, la sexualidad y la sensualidad cubanos:

  • Quedarse para vestir santo
  • Andar suelt@ y sin vacunar
  • La dicha del feo el bonito la desea

Conviene agregar algo con respecto a los refranes, que tampoco es exclusivo de los cubanos y es que, en tanto, reflejan la sabiduría popular, las vivencias y las muchas situaciones a las que nos enfrentamos las personas, es muy frecuente que existan refranes antagónicos o que promulguen ideas encontradas, así tenemos por ejemplo: A quien madruga, Dios lo ayuda pero No por mucho madrugar amanece más temprano; Haz bien y no mires a quien y El que da lo que tiene, a pedir se queda.

Podríamos extendernos y hacer un glosario de refranes y usos, podríamos, además entrar en el debate de si su empleo es simple muestra de oralidad o si lo es empobrecimiento o falta de ideas propias, como esgrimen algunos. Como a buen entendedor, con pocas palabras bastan y el que mucho habla poco acierta, apelemos a la idiosincrasia y horizontes compartidos de los lectores cubanos que sabrán identificarse en muchas de estas frases.

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Marlén González

(La Habana, 1978) Lic. en Filología hispánica y Máster en Lexicografía. Ha sido profesora en la Universidad de La Habana e investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela.

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Marlén González

(La Habana, 1978) Lic. en Filología hispánica y Máster en Lexicografía. Ha sido profesora en la Universidad de La Habana e investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela.