En Cuba, “Candela” no es solo fuego, tiene otras acepciones dadas por la propia cultura de sus habitantes. Va más allá del típico: “socio, dame candela ahí”; pidiendo prestado el encendedor a otra persona para prender un cigarro.
Se dice que algo está “en candela”, cuando está en pésimo estado. Ejemplo: “Ese programa está en candela”.
Una misma exclamación: “Candela...”, puede tener muchos significados, en dependencia del tono y el contexto en que se diga.
“Candela...:” así a secas y con un tono alegre, dicho a alguien, es un buen saludo, un tratamiento cariñoso.
Cuando alguien está contando algo malo. Ejemplo: “……y se quedó sin trabajo.” A lo que su interlocutor responde: “¡Candela…!”; solo que en este caso la expresión es hecha en un tono de asombro o temor.
Pero, en dependencia del contexto, igual: En las calles cubanas se da el caso que al pasar una atractiva muchacha de curvas pronunciadas por el lado de algún varón, y llamar la atención de este, él le exclame en un tono codicioso: “Candela…”. Igual podría decirse ante otra cosa sumamente deseable como un suculento plato de comida bien criolla, por ejemplo.
Mientras que “darle candela al jarro”, se aplica a llevar una acción hasta sus últimas consecuencias. En dependencia de cuanto se quiera enfatizar, se le agrega “hasta que suelte el fondo”. Ejemplo: “Ah, ¿te vas a divorciar?, pues dale candela al jarro hasta que suelte el fondo”.
Igual se dice que una persona es “la candela” cuando su comportamiento es osado, decidido; o cuando es maldito, travieso: “Ese niño es candela”.
“Darle candela como al Macao” se utiliza cuando se quiere expulsar a alguien de cierto lugar. Y es que al mencionado crustáceo solo se le puede sacar de su caparazón aplicándole calor. Por eso escuchará decir: “Para sacarme de aquí hay que darme candela como al Macao”.
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