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Mariana de Gonitch, Gran diva internacional de la Ópera

Sus restos mortales reposan en la Necrópolis de Colón donde recibe cada día el cariño y el respeto de los cubanos que aplaudieron su arte excepcional y la veneran como hija y maestra inolvidable de este pueblo al que entregó hasta su último aliento de vida digna y ejemplar.


Este artículo es de hace 15 años

Nace el 5 de febrero de 1900 en San Petersburgo; su padre, quien fuera jefe de la armada rusa, la inicia en estudios de la enseñanza general, idiomas y solfeo, piano y ballet en el Conservatorio Imperial de San Petersburgo donde conoce a Ana Pavlova y V. Nijinsky. Sus primeras clases de canto las recibe con la célebre soprano rusa Medea Figner solista de la Opera Imperial del Gran Teatro “Mariinsky”.

Traslada su residencia a París donde es recibida como discípula del afanado tenor francés Paul Leire quien estrenara el personaje de Don José de la Opera “Carmen” de G. Bizet en su premier mundial.

Recibe clases magistrales de repertorio con la eminente soprano Elizaberth Kutcherra, estrella de las temporadas wagnerianas en los teatros de Viena, Berlín y Leipzig.  
A los 23 años de edad debuta con clamoroso éxito en el Gran Teatro de la Ópera de París y el Teatro de los Campos Elíseos interpretando los personajes de Doña Ana y Margarita en las óperas de “Don Geovanni” de Mozart y “Fausto” de G. Gounod;  iniciando así una brillantísima carrera artística por las principales salas de conciertos y teatros de la Opera del mundo.

Fue escogida entre las más relevantes sopranos internacionales de su época para interpretar la Margarita de “Fausto” en función memorable junto al bajo Feodor Shaliapin en el teatro de la Opera Alemana en función despedida del excelso artista ruso.

La “Gran Eloille” de la ópera Mariana de Gonitch tuvo el privilegio de alternar escenarios junto a Feodor Shaliapin, Marcel Journé, Tito Achippa, Aurelio Pertile, Giovanni Martinelli, Miguel Fleta, Ricaro Stracciari e Iván Pétrov entre otras excelsas voces de su generación; siendo dirigida por afamados directores de orquestas sinfónicas como: Dimitri Mitropoulos, Emil Cooper, Eugenio Bigot, Maurice Carrié, Ferrucio Calusio, Lazlo Halaz, Irving Berlín, Gonzalo Roig, Rodrigo Prats, entre otras eminencias musicales.

Su amplio repertorio abarcó más de un centenar de óperas donde se destacaron ”Aida, Tosca, El Trovador, Fausto, Herodias, Guillermo Tell, Tannhaüser, Lohengrín, Tristán e Isolda, Caballería Rusticana, Dama de Pique, El Príncipe Igor, Eugenio Oneguín y sus inolvidables actuaciones en el mítico personaje de Thaís” donde su luminosa presencia escénica y belleza indescriptibles cautivarán exigentes públicos del mundo.

Llegó a Cuba el 9 de agosto de 1940 donde se establece definitivamente creando en 1945 la prestigiosa Academia de canto Mariana de Gonitch siendo su primera discípula la gran soprano cubana Esther Valdés. Insigne figura del arte lírico nacional y por donde pasan las voces más afamadas de nuestro arte vocal. Alternando su categoría de primerísima estrella del arte lírico internacional, Mariana de Gonitch inicia excepcional y fructífera labor pedagógica llegando a formar espléndidas voces, las que actualmente recorren escenarios de Cuba y el extranjero como: Alina Sánchez, Ana Julia, Ciralina Quijano, Manolo Álvarez Mera, Mario Travieso, Hugo Oslé, Maribel Ferrales, Rosa Pina, Fernando Álvarez, Bobby Jiménez, Mirtha Medina, Tomás Morales, Maggie Carlés, Martha Estrada, Leticia Herrera e Isaac Delgado entre otros muchos.

En enero de 1959 ofrece un concierto de Gala en el Salón de Embajadores del Hotel Habana Libre en presencia del Cuerpo Diplomático y al que asisten el Comandante en Jefe Fidel Castro, el poeta Nacional Nicolás Guillén, Juan Marinello y Carlos Rafael Rodríguez.

Mariana de Gonitch recibió todas las medallas, condecoraciones y reconocimientos que confiere el estado cubano además la condición de Artista Emérita.

La egregia artista cubana de origen ruso falleció en la Ciudad de la Habana,  el 14 de enero de 1993 a los 93 años de edad prestigiando eternamente el pensamiento estético del país que escogió para residir y enseñar.

Sus restos mortales reposan en la Necrópolis de Colón donde recibe cada día el cariño y el respeto de los cubanos que aplaudieron su arte excepcional y la veneran como hija y maestra inolvidable de este pueblo al que entregó hasta su último aliento de vida digna y ejemplar.

Recientemente se constituyó en La Habana la cátedra de canto Mariana de Gonitch en homenaje a su fecunda labor. 

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