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Museo del Carnaval de Santiago de Cuba: Testimonios de la fiesta santiaguera

Dividido en tres sectores, uno dedicado al período colonial, otro a la República Mediatizada y un tercero a la etapa post-revolucionaria, presenta una cronología del carnaval, con sus típicas carrozas, adornos, trofeos, coloridos vestuarios, instrumentos musicales y acostumbrados bailes


Este artículo es de hace 8 años

Ubicado en la Calle Heredia No. 303 de la oriental provincia de Santiago de Cuba se encuentra el Museo del Carnaval cubano, único de su tipo en la Isla.

El inmueble, construido a finales del siglo XVIII para uso doméstico, ha transitado por varias funciones antes de convertirse en la casa del carnaval oriental. En la década del cincuenta del pasado siglo perdió su primigenia función y pasó a ser un Colegio Pedagógico Católico para hijos de familias acaudaladas de la época. Las funciones de recinto para la enseñanza las mantuvo hasta finales de la década del 60, aunque con el triunfo revolucionario pasó a ser sede de la escuela primaria “Eduardo García Lavandero”, hasta que en 1968 comenzó a albergar oficinas del Ministerio de Educación.

En 1981 se decidió utilizarlo como comisión del carnaval, encargado entre otras cosas de organizar las fiestas, hasta que el 7 de junio de 1983 se inauguró oficialmente como Museo El Carnaval, para servir de testimonio de la festividad que todos los meses de julio tiene lugar en Santiago, declarada recientemente Patrimonio Cultural por el Ministerio de Cultura, a propósito de los cinco siglos de la ciudad.

Gracias a la secuencia fotográfica que expone, los objetos que atesora y explicaciones que brinda, el visitante podrá constatar la evolución de esta celebración cubana, nacida como festividad religiosa conmemorativa a Santiago Apóstol. Dividido en tres sectores, uno dedicado al período colonial, otro a la República Mediatizada y un tercero a la etapa post-revolucionaria, presenta una cronología del carnaval, con sus típicas carrozas, adornos, trofeos, coloridos vestuarios, instrumentos musicales y acostumbrados bailes.

En su patio tienen lugar todas las tardes, menos los sábados, presentaciones en vivo de grupos que con danzas, ritmos y los tradicionales toques de tambor recrean el folklor local y nacional.

Este enclave colonial, con su exquisito techo de alfarje decorado, sus grandes ventalanes y antiguas puertas, sus barandas de barrotes de madera y demás elementos de la carpintería de la época constituye un auténtico y conservado ejemplar de la arquitectura cubana que consigue preservar el recuerdo, la historia y las tradiciones de uno de los exponentes de la valiosa cultura cubana, su identidad y profundas raíces: el carnaval.

(Imagen tomada de Internet)

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Marlén González

(La Habana, 1978) Lic. en Filología hispánica y Máster en Lexicografía. Ha sido profesora en la Universidad de La Habana e investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela.

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Marlén González

(La Habana, 1978) Lic. en Filología hispánica y Máster en Lexicografía. Ha sido profesora en la Universidad de La Habana e investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela.