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Nostalgias de la TV cubana: la hora de los muñes

¿Qué cubano no sabría decir qué trae el cartero fogón, qué consecuencias produce la ingesta de espinacas o qué es tusa cutusa? ¿Quién no ha tarareado y hasta acompañado con guitarra la melodía de Los músicos de Bremen?


Este artículo es de hace 8 años

Decir que a los pequeños de casa les gustan los dibujos animados es decir obviedades. Aunque cada vez más le salen detractores por la tendencia a su excesivo consumo, y le nacen más (justificadas) críticas, pues en ocasiones contribuyen a asentar y legitimar nocivos estereotipos y roles (chica esbelta, bella que espera a chico bello, fuerte y salvador), lo cierto es, no obstante, que las historias fílmicas, televisivas o multimedias hechas para niños son parte de su universo mágico, les enriquecen la creatividad, favorecen su concentración y les regalan momentos de sueños y fantasías.

Los niños cubanos, como cualquier otro, esperan con ansias ese momento del día en que sentados frente al televisor darán rienda suelta a la imaginación, se deleitarán con las historias, las imágenes, las bandas sonoras y seguirán los andares de sus héroes de la infancia. En este sentido, su interacción con los 'muñes' será similar a la de otros niños de otros lugares del mundo, pero en otros diferirá y será propia de los niños cubanos de ahora y de los niños cubanos que todos fuimos.

El hecho de no contar con canales de televisión específicamente diseñados para ellos, sino con horarios infantiles convierte ese momento frente al televisor en un ritual habitual y repetido en casi todos los hogares cubanos desde hace muchas décadas. En Cuba, por otra parte, no suele existir la costumbre de otros países de que los niños jueguen en los parques al caer la tarde, en realidad, no existen parques infantiles por las comunidades por lo que la diversión, el ocio o el simple paso del tiempo de los niños cuando no están en las escuelas transcurre dentro de casa -o en las calles de los barrios.

Sin embargo, hay un hecho único, exclusivo de muchos cubanos cuya infancia o primera adolescencia transcurrió íntegramente en el gobierno revolucionario y es la trascendencia que han tenido los muñequitos vistos en nuestras vidas y cómo han traspasado los predios de los primeros años de vida para formar parte de nuestras vivencias comunes, acerbo, patrimonio y sello de identidad.

Fuera por lo mucho que se repetían historias, capítulos y episodios, fuera por la carencia de otras fuentes alternativas de ocio, fuera por lo que de rito tenían o por la alta calidad temática, visual, fotográfica, musical y narrativa de los muñes que se pasaban en Cuba en las primeras décadas del gobierno cubano, que los convertían en piezas disfrutables por toda la familia, el hecho, es que los muñequitos rusos, japoneses, latinoamericanos, españoles y cubanos que vimos muchos en nuestras infancias marcaron el resto de nuestras vidas.

Recordar escenas de los muñequitos, memorizar parlamentos de sus personajes, imitar sus voces, entonaciones y dramatizarlos pasó a formar parte de las historias que nos identifican como cubanos, de las reuniones de amigos y convirtió a los bien dotados de memoria y capacidad histriónica en los perfectos anfitriones de las veladas y ratos libres, ¿que cubano, siendo ya adulto, no recuerda a un algún general Resople de las escuelas al campo? ¿quién no escucha Toqui y no se traslada a la casa materna, a las tardes con las abuelas, los hermanos, los amiguitos? ¿quién no ha usado o conoce las frases "me las pagarás", "¿y por qué tiene que darnos pena?", "ya sabes lo amargo que sabe la sal y la pimienta" o ha imitado el mejor de los acentos y entonación porteños al decir "es Fantito va a regar la espina"? ¿quién no recuerda lo que dio el cocodrilo al pajarito Tari? ¿a qué cubano crecido en las primeras década de la Revolución no le son familiares El antílope dorado, La Pastora y el deshollinador, D'Artacán y los tres mosqueperros, Mikrobi, El corre caminos, Volodia, Bolek y Lolek, David el Gnomo? ¿quién no sufrió con la historia de Jacky y Nuca? ¿qué cubano no sabría decir qué trae el cartero fogón, qué consecuencias produce la ingesta de espinacas o qué es tusa cutusa? ¿quién no ha tarareado y hasta acompañado con guitarra la melodía de Los músicos de Bremen?

Muchos de los cubanos de las actuales generaciones ya no disfrutan de estas auténticas joyas audiovisuales, tendrán sus ídolos infantiles, formarán parte de las nuevas formas de consumo de los dibujos animados y todo el mercado que se cierne a su alrededor, pero para quienes tuvimos el lujo de disfrutarlas no tendremos más que ver una imagen, buscar un video o recordar una canción para trasladarnos a aquella época dorada en la que, todas las tardes de seis a siete o todas las mañanas con la Revista Matutina, sentados frente a televisores a color o en blanco y negro, la vida se nos hacía especial, intensa por momentos, aletargada y aburrida por otros, pero vista desde la candidez de la niñez y las historias de los muñes de la televisión cubana.

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Marlén González

(La Habana, 1978) Lic. en Filología hispánica y Máster en Lexicografía. Ha sido profesora en la Universidad de La Habana e investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela.

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Marlén González

(La Habana, 1978) Lic. en Filología hispánica y Máster en Lexicografía. Ha sido profesora en la Universidad de La Habana e investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela.