Entre los pueblos indígenas Yoruba, la existencia del ser supremo es incuestionable. No existe nadie que ponga en tela de juicio la presencia de un ser supremo o que diga ser un ateo. Si encontrara a alguien que no creyera así, sin duda habría estado expuesto a la influencia de una cultura no africana.
El pueblo negro no tiene imágenes o altares para simbolizar a Dios, que ellos llaman Olodumare, el creador de los destinos de cada elemento vivo, padre de los orishas. La forma en que cada ser siente la presencia de Olodumare es muy particular.
Por la creencia de que el ser supremo, Olodumare, es un ser puro, se asocia al color blanco. Por tanto, al adorar a esta divinidad se encuentran diversas formas.
Se puede dibujar un círculo, o ashe, o Efun (tiza blanca) y dentro del círculo puede estar un emblema de la eternidad; o pueden esparcir agua como libación y en el centro colocar una nuez de kola o lana de algodón. Esto hecho y rezado es dicho a Olodumare. Cada uno tiene su propio nombre para evocar al ser supremo.
El origen del nombre Olodumare no puede ser establecido fácilmente. Intente hacerlo en el pasado rompiendo la palabra en sílabas para un análisis fácil, no fue totalmente satisfactorio, Sin embargo, la tradición así como lo guardado por los ancianos entre el pueblo confirma que el nombre connota una que tiene la gracia completa o superlativa; La majestad eterna sobre lo que puede depender de los hombres.
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