La Editorial Oriente, en su colección Ficciones, favoreció el regreso a las librerías cubanas del famoso escritor y periodista Pedro Juan Gutiérrez, prolijamente publicado en varios países hispano hablantes, pero nunca del total agrado de las autoridades culturales cubanas. Viejo loco, reúne 15 cuentos, unos pocos inéditos y otros provenientes de anteriores títulos como Trilogía sucia de La Habana (publicado en Anagrama, Barcelona, 1998, y posteriormente aparecido en más de veinte idiomas, pero todavía inédito en Cuba), Carne de perro y El insaciable hombre araña, ambos publicados en la Isla por Ediciones Unión.
Viejo loco evidencia cierta coherencia temática en la selección de los cuentos pues Pedro Juan es, por supuesto, el escritor de todos los relatos, pero oficia también como personaje e interlocutor de otros personajes. Al principio del cuento titulado Viejo loco se percibe esta doble función de Pedro Juan:
“Yo tenía ya cincuenta y cinco años, pero me sentía muy bien. Como si tuviera cuarenta. O menos. No me dolían ni los callos. Seguía adelante, con mucha energía, como siempre. Sin pensar en lo que hacía. Un poco frenético y ansioso. Ella era una mulata de unos veinticinco años. Tal vez veintisiete. Bonita, con un cuerpo espectacular, y cara de buena gente. Era mecanógrafa. Todavía existía ese oficio. Escribía y escribía sin parar, en una oficina. Fui dos veces a solicitar un documento. Ella no atendía al público pero era quien rellenaba aquellos papeles. Y se demoraban. Fui tres veces. Cuatro. No están, tenemos atraso, compañero, venga dentro de dos o tres días. Entonces me acerqué a la mulata y le pedí que hiciera algo por mí”.
Además, en los relatos de Viejo loco aparece como hilo conductor la tradicional crudeza del escritor, y la fidelidad a los ambientes sórdidos y auténticos, que lo llevaron a convertirse en el líder del llamado realismo sucio. A este respecto, resultan ilustrativos los cuentos Viejo loco, El boxeador, Infiel hasta la muerte, Cosas nuevas en mi vida y El sendero de las fieras, que es el nuevo título de un cuento llamado originalmente Yo y una lujuriosa negra vieja, frase demasiado fuerte para los editores cubanos. En otro momento del cuento Viejo loco, escribe Pedro Juan:
“Cuando la vi desnuda por poco me da un infarto. Ella lo sabía. Vio que mis ojos brillaban y se puso oronda, orgullosa. Primero nos dedicamos a jugar y chupar mutuamente. Cuando al fin la penetré empezó enseguida con orgasmos múltiples. Muchos. Creo que era un solo orgasmo interminable. Yo me contenía. Había que prolongar aquello”.
El propio escritor aclara en la nota que sirve de prefacio a este libro su intención de que "el conjunto tenga una atmósfera y un tono coherente. El resultado final es un libro nuevo y, supongo, interesante. Hay un punto esencial en cada texto: indagar en la oscuridad más profunda de los seres humanos. No me interesan las zonas iluminadas. No me interesa el lado bonito y simpático de la gente, el que todos mostramos satisfechos y sonrientes. No. Me interesa indagar en las crispaciones, los remordimientos, las tormentas, lo inexplicable, los callejones sin salida donde nos metemos sin saber por qué. Es decir, lo que todos ocultamos. Creo que el lado oscuro revela mucho más que el lado luminoso”.
Pedro Juan Gutiérrez ha escrito y publicado unos diecisiete libros de prosa y poesía, desde 1994 hasta el presente. Toda su literatura parece atenerse al tema de “la pobreza y la miseria que destruyen al ser humano”, mientras describe en detalles “las tinieblas que inevitablemente conducen nuestra vida hacia laberintos y naufragios”. Así lo ha declarado el escritor en su libro Viejo loco, y en las decenas de entrevistas que le proveen los periodistas extranjeros, puesto que en Cuba apenas aparece o es mencionado en los medios.
Hasta los 25 años, Pedro Juan Gutiérrez trabajó en una serie de oficios desvinculados de la literatura como obrero agrícola y de la construcción, soldador, profesor de dibujo técnico y constructor, hasta que arribó a la locución, el periodismo y la actuación radial. En 1978 obtuvo el título de Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana, mediante un curso especial para trabajadores. Trabajó como periodista en radio, televisión, una agencia de noticias y en la revista semanal Bohemia, y llegó a recibir premios nacionales de periodismo por diversos reportajes o investigaciones en las favelas de Brasil, en la frontera entre Estados Unidos y México, y en el sur de España. En 1987 publicó un libro sobre astronáutica: Vivir en el espacio. En esta década comenzó a escribir Melancolía de los leones, libro que consumió unos trece años de elaboración y que rinde homenaje a Frank Kafka y Julio Cortázar, sus dos escritores de culto.
La obra del escritor posee una evidente carga autobiográfica, y sus cuentos suelen estar narrados en primera persona, y protagonizados por exboxeadores, amas de casa, meseras, plomeros, predicadores, ingenieros civiles al frente de un puesto de frutas… todos atrapados en un círculo vicioso de alcohol, sexo y monotonía.
Y mientras los medios cubanos casi ignoran la fama mundial de uno de nuestros más representativos escritores, en el extranjero aumenta el prestigio de su literatura, evidentemente alimentada por el individualismo feroz, la marginalidad, la crisis de valores, el absurdo cotidiano y el desamparo emocional impuestos luego de la instauración del Periodo Especial, a principios de los años noventa.
Por otra parte, se anuncia que el cineasta español Agustí Villaronga acaba de finalizar una película basada en su novela El rey de La Habana, y en septiembre u octubre debe llegar además a las librerías su nueva novela, Fabián y el caos, que versa sobre un pianista gay.
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