Desde hace ya 5 años, cada día se hace más normal al transitar por las calles de la Habana Vieja, el encontrarse con unos colosales personajes que sobre sus zancos y con vestuario llamativo danzan a lo cubano a la vez que recorren esta parte de la ciudad e invitan al transeúnte a compartir su alboroto.
Gigantería es el más adecuado nombre para este proyecto artístico que ya da muestras de su maduro profesionalismo, dado, tal vez, por la necesidad de autogestión de sus espectáculos callejeros, y por cómo han sabido crecerse ante los retos de la profesión y de la vida. El grupo surge de una fusión entre 3 proyectos teatrales independientes.
Ellos toman cada nuevo trabajo como el resultado de la creación colectiva; y el intercambio directo son su público, dicen, ha sido mayor reto que manipular los zancos.
La práctica en la calle les fue dando muchas lecciones, como movilizar la atención de los transeúntes, aprovechar al máximo la casi infinita sucesión de escenarios al aire libre posibles en la ciudad , transmutar un suceso contraproducente, como pudiera ser un vehículo cruzado, una persona inoportuna, o un perro bravo en el centro de una escenario teatralizado.
En las más auténticas leyendas y tradiciones cubanas encuentran inspiración para esbozar sus obras. El intercambio directo con el público cubano y de visita en la ciudad, así como el de otras naciones que ya han visitado, les ha posibilitado ir perfeccionando su labor. Por ejemplo en Roma, en el Festival Fiesta, animaron los conciertos de Van Van, Celia Cruz, Oscar de León, NG La Banda, Charanga Habanera, Kool and the Gang, The Wailers y otras orquestas que convocaban a miles de personas.
Ellos trabajan arduamente para el pleno dominio de la técnica de los zancos por todos los integrantes de la agrupación e igualmente ofrecen talleres para trasladar estos conocimientos a quien le pueda interesar.
Ligar el arte con la vida cotidiana, convertir a sus eventuales espectadores en actores, ha sido el principal propósito alcanzado por estos talentosos artistas vinculados a la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Esta tradición de bailar sobre zancos fue traída por los esclavos africanos a Cuba.
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