En una de las villas más características de Cuba, Guanabacoa, a las afueras de la Habana, tiene lugar cada año el más auténtico homenaje a las raíces africanas de esta isla. Wemilere, que en lengua yoruba significa “Fiesta dedicada a los Orishas”, es el nombre dado a este fenómeno cultural, cuyo principal objetivo es, justamente, la preservación de los valores más intrínsecos de aquella estirpe.
Y cada vez, la festividad toma aires diferentes. A esto contribuyen, el hecho de que cada edición sea dedicada a un distinto país africano, y por tanto, son muy diversas las manifestaciones y artistas que aquí se presentan. Cada nación le imprime su sello. A esto se une el predominio del placer espiritual por encima del de los sentidos. La pasión se enseñorea de las calles de esta singular localidad durante 7 días.
Pero no es solo el gozo por que sí y nada más. Aquí la fiesta se acompaña de la reflexión, una jornada académica se desarrolla a la par. Coloquios, exposiciones de video y artes plásticas, foros y visitas a centros de relevancia cultural e histórica del municipio, se entremezclan con galas artísticas de afamadas agrupaciones nacionales y extranjeras, concursos danzarios, rumbas en las calles, ferias populares, etc.
Además de la renombrada Guanabacoa, otras subsedes se han sumado al acontecimiento con el paso del tiempo. La vecina población de Regla y el pintoresco Callejón de Hamel, en Aramburu y Hospital, Centro Habana, son ejemplos de ello.
Aunque antaño se celebraba habitualmente en el mes de noviembre, ahora su desfile inaugural se ha hecho coincidir con el Día de África, el 25 de mayo. No por gusto, el lema central de este trascendental evento es “Las raíces hablan”.
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