Cuba, pero sobre todo La Habana, recuperó este domingo su inconfundible e interminable algarabía tras el duelo oficial por la muerte del líder de la revolución cubana Fidel Castro.
Por nueve días se suspendió todo tipo de celebración pública, así como la venta de bebidas alcohólicas en la mayoría de los locales.
Con el entierro de Castro, turistas y cubanos se "lanzaron" a las calles a por unas cervezas y/o escuchar un poco de música.
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