Washington (EFE).- Las sanciones estadounidenses a Rusia por sus supuestas interferencias en las elecciones de noviembre han vuelto a poner en evidencia la profunda división entre el actual Gobierno de Barack Obama y el entrante, a partir del 20 de enero, de Donald Trump.
"Es hora de que nuestro país avance hacia cosas más grandes y mejores", fue la reacción de Trump a la decisión de Obama de este jueves de expulsar del país a 35 diplomáticos rusos e imponer sanciones económicas contra organismos de espionaje, individuos y empresas de seguridad informática de ese país.
El Gobierno de Obama llevaba meses insistiendo en que Rusia hizo lo posible durante la campaña electoral estadounidense por inclinar la balanza a favor del republicano Trump a través de los ataques informáticos de que fueron objeto el Partido Demócrata y el equipo de la candidata Hillary Clinton.
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