Los más de 200 miembros de la comunidad LGTBI cubana que se encuentran retenidos en Holanda, donde han solicitado asilo político, han visto con preocupación cómo crece el riesgo de una deportación hacia la Isla, luego de que el Parlamento de esa nación europea declarara que Cuba es un país seguro para ellos.
Para el grupo de cubanos tal decisión se debe a las “presiones” económicas de inversionistas holandeses que no quieren poner en peligro sus intereses en la nación caribeña, así como a la labor que realiza en Europa Mariela Castro Espín, hija de Raúl Castro y abanderada de los derechos de ese colectivo en la Isla.
El activista Nelson Gandulla explicó a Martí Noticias que Mariela está brindando una visión irreal de lo que vive la comunidad LGTBI cubana.
“Eso da al traste con el número de miembros que están huyendo de Cuba. Si lo hacen es porque hay un problema real”, añadió.
Gandulla admitió que son aislados los informes entregados a organismos internacionales que denuncian la realidad de homosexuales y transexuales cubanos, y que es necesario documentar más los hechos.
Basados en la declaración del Centro para la Cultura y la Diversión de Holanda (organización que agrupa a la comunidad LGBTI) de que Cuba no es un lugar seguro para ellos, los cubanos habían pedido al secretario de Estado Mark Harbers, encargado de los Procesos de Asilo en Países Bajos, que el gobierno les diera la condición de “grupo de riesgo” o “grupo vulnerable”.
La gestión fue infructuosa. De hecho, Holanda comenzó a exigir en 2018 una visa de tránsito para los cubanos, dado el incremento de viajeros que al llegar al aeropuerto Schiphol, en Amsterdam, pedían permanecer en el país.
Las trabas impuestas por las autoridades migratorias holandesas, que les exigen pruebas de la represión y discriminación que sufren en la Isla, han hecho que muchos de los que solicitaban asilo en Holanda (al principio eran unos 400) hayan marchado hacia España.
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