
Los católicos recordaron en los templos la visita del papa Juan Pablo II, que cumple 10 años esta semana, como un histórico viaje que abrió una etapa de tolerancia religiosa en la isla comunista y de distensión entre la Iglesia y el Gobierno."Le damos gracias a Dios por aquella bendición que fue la venida del Papa, por esos 10 años en los cuales la Iglesia se ha beneficiado tanto de ese paso" dijo al final de la misa dominical en la catedral de La Habana el cardenal Jaime Ortega, máximo jerarca de la Iglesia cubana que recibió a Juan Pablo en 1998. El cardenal Ortega anunció que la celebración del aniversario "se dejó para febrero, pues el Papa Benedicto XVI enviará al secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, a Cuba" del 20 al 26."Fue una visita maravillosa y oportuna, porque el mensaje de amor y de esperanza de Juan Pablo II nos llegó en un momento muy difícil, y pienso que nos marcó a todos, a cristianos y laicos", señaló Sonia Fernández, una jubilada de 67 años, en la Parroquia del Vedado, donde asistió a misa.Emocionada hasta las lágrimas, señalando hacia su pecho, donde un crucifijo anuncia su fe cristiana, afirmó que "el Papa iluminó a toda Cuba con su inteligencia y sabiduría y los momentos de esa visita están guardados aquí".El Pontífice estuvo en la isla del 21 al 25 de enero de 1998 y ofició misas campales en la Plaza de la Revolución -a la cual asistió el ahora convaleciente líder cubano Fidel Castro- y en las ciudades de Santa Clara (centro) y Camagüey y Santiago de Cuba, ambas en el oriente.La visita del Papa permitió que la isla recuperara tradiciones religiosas como la Navidad y las procesiones públicas, autorizadas tras casi tres décadas de estar vetadas.Otra fiel de 70 años, Anabel Gelpi, evoca aquellas jornadas como "de gran fervor religioso y gran alegría", pero también "de profunda reflexión, porque el Papa habló en Cuba de todo, de la familia, los jóvenes, la cultura y hasta de la globalización neoliberal". Juan Pablo II, fallecido el 2 de abril de 2005, "fue una persona única y pura en este mundo, Dios lo bendiga; un hombre que transmitía una paz y una sinceridad enormes", comentó Gelpi a la AFP.Roberto González, un músico de 36 años que cumplía entonces su servicio militar, participó en todas las misas del Papa y "como católico viví intensamente cada uno de esos momentos memorables" detrás de su uniforme. "La imagen que me dejó Juan Pablo fue la de un hombre muy sincero, con una delicadeza extraordinaria, era impresionante verlo", apuntó González, quien asistió a misa en compañía de su esposa y su pequeña Elena, de cuatro años."Cuba sí se ha abierto al mundo, pero hace falta que se abra mucho más", expresó otra católica, que no quiso revelar su identidad, en referencia al llamamiento papal: "Que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba"."Los fieles lo recuerdan con mucho cariño, se les ha grabado muy profundamente su figura, su bondad, ese espíritu maravilloso de que a pesar de sus achaques, pues se movía", declaró a la AFP, el padre Antonio Bendito, un español de 71 años, 16 de los cuales ha dedicado a ejercer el sacerdocio en Cuba. La visita papal produjo en Cuba "como un despertar religioso, como un liberarse de miedos", afirmó el clérigo, al subrayar que la Parroquia del Vedado dedicará esta semana actividades a recordarlo.Otros fieles más jóvenes como Tania, de 12 años, también muestran entusiasmo con la conmemoración. "No había nacido cuando nos visitó el Papa, pero mis padres me han hablado mucho de él, era un santo; ahora solo falta que nos visite Benedicto XVI", expresó.Fuente: AFP
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