APP GRATIS

Muchos cubanos llegan a Houston con educación profesional, pero deben empezar de abajo

El número de inmigrantes cubanos en el Condado de Harris aumentó 17.5 por ciento de 2002 a 2006, según la Oficina del Censo

 ©

Este artículo es de hace 16 años

Un número creciente de cubanos, entre ellos muchos profesionales, está llegando a Houston atraído por las oportunidades de empleo y desarrollo económico, consideran expertos e inmigrantes entrevistados. Sin embargo, estos inmigrantes enfrentan dificultades para ejercer sus profesiones y aprovechar la educación que tienen, y suelen aceptar posiciones bajas y salarios mínimos con tal de empezar de nuevo, según los inmigrantes. "Si a mí me preguntaran qué quiero, si ganar aquí el sueldo mínimo como empleada o trabajar en Cuba como doctora, yo les diría que prefiero quedarme aquí", dice Margarita Ariosa, de 44 años, una médica que dejó su empleo en La Habana, la capital cubana, y ahora trabaja como empleada en una de las tiendas de la cadena Wal-mart en Houston. Ella gana 6.50 dólares la hora. Ariosa es uno de los 1,000 cubanos que llegan a Houston cada año a través de las asociaciones religiosas que ayudan a los inmigrantes cubanos, según estimaciones de Aaron Tate, director del servicio a refugiados de Ministerios Interreligiosos de Houston, una organización local que agrupa a creyentes de 10 religiones diferentes y ayuda a refugiados de todo el mundo. Un 25 por ciento de ese número tiene educación universitaria, afirma Tate. Stephen L. Klineberg, experto en Sociología de la Universidad de Rice en Houston, considera que: "(Los cubanos) son una minoría muy pequeña entre los latinos en Houston". Un 7 por ciento del total de inmigrantes en la ciudad viene de Cuba y Sudamérica, indica. En el Condado de Harris vivían 11,883 cubanos en 2006, según las cifras disponibles más recientes de la Oficina del Censo de Estados Unidos. La población cubana en el condado aumentó 17.51 por ciento respecto de los 9,802 cubanos que residían aquí en 2002. Bien educados Los cubanos inmigrantes que viven en Houston tienen niveles más altos de educación que otros inmigrantes que provienen de México o de Centroamérica, afirma Klineberg. Ariosa, por ejemplo, recibió educación gratuita en Cuba, donde estudió la carrera de Medicina en seis años, y luego la especialidad en Medicina Familiar en otros tres. El salario que ganaba como doctora, el equivalente a 300 dólares anuales, la hizo pensar en emigrar a Estados Unidos. "Si usted quiere, después de estudiar tanto, tener una vida holgada, hay que buscar divisas", explica ella. "Por eso todo mundo emigra, buscando la moneda que te da la facilidad de vivir un poco mejor". Actualmente, Estados Unidos otorga refugio político a los cubanos que logran llegar a su territorio. Estos inmigrantes reciben libertad condicional y un permiso de trabajo temporal mientras es realizado un juicio de inmigración. El país también otorga un límite de 20,000 visas al año para cubanos que califican para ser inmigrantes o refugiados, luego de un acuerdo con el gobierno de la isla en 1994, según el sitio de Internet de la Oficina de Intereses estadounidense. Sin embargo, debido a la falta de un número suficiente de aspirantes calificados para llenar el cupo de las 20,000 visas, el gobierno de EE.UU. creó en 1998 un programa de sorteo de visas adicionales conocido como la Lotería. Ariosa llegó a Houston hace cinco meses con sus dos hijos como parte de la Lotería. A través de este programa, los cubanos sin antecentes penales pueden solicitar una visa para entrar a EE.UU, siempre y cuando cumplan con dos de las siguientes condiciones: nivel de educación mínimo de preparatoria, tres años de experiencia laboral o familiares en EE.UU. Sin embargo, aunque el gobierno de EE.UU. recibió solicitudes para la Lotería entre el 15 de junio y el 15 de julio de 1998 no ha abierto desde entonces un segundo período, si bien sigue procesando las solicitudes existentes. La inexistencia de otro período de solicitudes ha hecho que algunos cubanos se aventuren a llegar a México por mar, en embarcaciones precarias, y luego traten de cruzar a Estados Unidos por la frontera con Texas, dice Agustín Socorro, coordinador del programa Cuba-Haití del servicio de refugiados de Ministerios Interreligiosos. Tate, director de ese programa, afirma que del total de los cerca de 500 cubanos que Ministerios Interreligiosos ayuda a reubicar en Houston cada año, un 7 por ciento cruza a Texas por la frontera con México. La Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza no entregó información sobre el número de cubanos que ha entrado por la frontera de Texas con México antes del cierre de esta edición. Una oportunidad Church World Service, una de las 10 organizaciones en EE.UU. que obtiene fondos del gobierno federal para ayudar a refugiados, recibe a los inmigrantes cubanos en Miami y les ofrece puntos de destino. "Ellos me dieron a escoger entre Oregon, Filadelfia, Nueva York y Houston. Yo elegí Houston, me dijeron que hay mucho desarrollo, fuentes de trabajo y perspectivas de estudio", dice Ariosa. La mujer relata que Church World Service la puso en contacto después con los Ministerios Interreligiosos, para ubicarla a ella y a sus dos hijos en esta ciudad. Esta organización, dice, le ofreció después el pago de los primeros seis meses de renta de un departamento. Tate afirma que, aunque Houston es una ciudad propicia para los profesionales de la salud, éstos deben de aprender inglés y revalidar sus estudios. Ariosa reconoce que ella necesita dominar el inglés antes de buscar una educación universitaria como enfermera o asistente médico. Tate advierte que el mejoramiento económico podría ser un proceso largo. "Ellos (los cubanos que emigran a Estados Unidos) permanecen pobres por lo menos una generación", afirma, al describir el tiempo que estos inmigrantes puedan tardar en adaptarse a esta sociedad y conseguir empleos bien remunerados. Ramón Morales, dentista de 33 años, originario de la provincia de Santa Clara, en el centro de Cuba, tampoco puede ejercer su profesión. Él llegó a Houston en diciembre a través de un programa del gobierno estadounidense que permite a los médicos que trabajan en las misiones internacionales de Cuba acercarse a una embajada o consulado de Estados Unidos y pedir refugio. Morales llevaba dos años y medio trabajando como dentista en Camaguán, una comunidad rural del norte de Venezuela, cuando salió de ese país y pidió refugio en la embajada de Estados Unidos en Costa Rica. Esa decisión tuvo consecuencias en su contra, según Morales: "Me tacharon de traidor a la patria". El dentista afirma que al abandonar la misión internacional, el gobierno cubano le prohibió a él y su familia entrar o salir del país en 10 años. Morales cuenta que al llegar a Miami, la organización Church World Service le recomendó vivir en Houston por el tamaño de la industria médica en la ciudad y las oportunidades que él podría tener aquí. Sin embargo, dice que para ejercer su profesión necesita presentar un examen teórico en inglés y recibir dos años de entrenamiento en una escuela reconocida por el Consejo Estatal de Texas de Dentistas. Ahora Morales vive solo en un departamento en el suroeste de Houston, estudia inglés como autodidacta, y está en espera de conseguir un trabajo. Sus padres y sus tres hermanos se quedaron en Cuba. "No he conocido a muchas personas de Cuba. Pienso que la comunidad cubana de Housto puede estar mejor organizada". Agustín Socorro, de 44 años, también resultó beneficiado con el resultado de la Lotería de visas y espera, desde hace cuatro años, a que su esposa y su hijo puedan salir de Cuba. Como enfermera, la esposa de Socorro debe esperar un mínimo de cinco años para conseguir el permiso del Ministerio de Salud Pública de ese país. Ellos decidieron emigrar por falta de una vivienda. "En Cuba las familias dividen y dividen las casas porque la familia va creciendo y no hay viviendas para ellas", dice Socorro. "Llegamos a vivir en ocho casas distintas hasta que tomamos la decisión de venirnos para acá", agrega Socorro, quien ya compró casa propia en Houston. Otros cubanos como los integrantes del grupo Siácara, que toca música tradicional de su país en restaurantes de Houston, tratan de abrirse paso con el son, un género musical menos conocido en Texas que la salsa y el merengue. "En Houston hay muy poca aceptación (de nuestra música), por lo mismo que no tiene divulgación", dice Luis Mayán, de 38 años, originario de Guantánamo e integrante de Siácara, junto con los cubanos Luis Ferrer y Roberto Torres. Mayán vivió ocho años en México, se nacionalizó mexicano y cruzó a EE.UU. con una visa de turista hace siete años. Luego pidió refugio. Ferrer cruzó hace 3 años la frontera de México con Texas y también pidió refugio. Torres hizo lo mismo hace dos años. Fuente: Houston Chronicle

¿Qué opinas?

COMENTAR

Archivado en:


¿Tienes algo que reportar?
Escribe a CiberCuba:

editores@cibercuba.com

 +1 786 3965 689