
La reunión entre el gobierno cubano y representantes de las organizaciones afincadas en la emigración a fin de trabajar por un porvenir más próspero para la patria, acontece en La Habana cuando en la isla se estudian los cambios a adoptar para que el trabajo interno fluya acorde con los requerimientos contemporáneos. El Encuentro de Cubanos Residentes en el Exterior contra el Bloqueo y el Terrorismo, al que asisten cerca de 150 personas, permite constatar la normalidad de los nexos de la isla con la mayoría de los que fijaron su residencia en otras latitudes. Si algo hay que lamentar es el entorpecimiento de los viajes de ellos a su nación de origen, ante el recrudecimiento del bloqueo estadounidense dictado por el Presidente de Estados Unidos, lo que es más conocido como el Plan Bush. Es cierto que también se manipula groseramente el tema migratorio y que el andamiaje mediático de Occidente magnifica las consecuencias del estímulo al éxodo ilegal proporcionado por la Ley de Ajuste Cubano. Pero los cubanos emigrados que toman distancia de la claque proyectada virulentamente contra la Revolución antillana saben perfectamente que gozan de una comunicación fluida con las autoridades de La Habana, gracias a lo cual pueden celebrarse reuniones como la actual. Las estadísticas reveladas confirman esa distensión, pues más de ocho mil cubanos en el exterior realizaron trámites consulares y cerca de 400 mil tienen normalizada su situación migratoria. Además, cerca de 193 000 cubanos asentados permanentemente fuera de la isla la visitaron en el dos mil siete, considerada una cifra récord histórica, de mayor relieve si se recuerda que no pocos provenían de Estados Unidos, donde persiguen a los infractores de las absurdas regulaciones de desplazamiento. Por supuesto, no puede olvidarse que los directivos y representantes de las organizaciones de emigrados que dialogan aquí en La Habana figuran entre los más tenaces y diligentes miembros con que cuentan esas entidades. Los cubanos de acá comprenden que los residentes en el exterior pueden hacer causa común con los más honestos y urgentes apremios de la vida política y social de la mayor de las Antillas. No es de extrañar entonces que se flexibilicen aún más en el futuro los trámites para aumentar la fluidez de los lazos entre cubanos asentados en el exterior desde hace muchos años y sus parientes en la isla. Y que como parte de esa relación los emigrados más resueltamente opuestos a las maniobras externas para frustrar el diálogo sereno con las autoridades de la isla, expresen su punto de vista sobre cómo ayudar a preservar la soberanía y la independencia frente a la voracidad de los adversarios que pugnan por la anexión. Fuente: Radio Habana Cuba
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