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Se enfrentan cubanos y mexicanos en el Festival del Danzón

Decenas de bailarines de Cuba y México, unidos en su pasión por el danzón, se desafían estos días en La Habana con la excusa de ganar un trofeo y el verdadero propósito de definir cuál de los dos estilos de baile seduce más sobre la pista

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Este artículo es de hace 16 años

El Festival Danzón Habana, que tiene lugar entre el 25 y el 30 de marzo en la capital cubana, ha creado un particular olimpo para los amantes de este paso con un programa que incluye conciertos, conferencias y baile y trata de recuperar la que es danza nacional en Cuba. Este baile, género derivado de la danza cubana, nació como paso colectivo en la segunda mitad del siglo XIX y llegó a los más importantes salones sociales del país. 'Las alturas de Simpson', pieza creada por el músico cubano Miguel Faílde y estrenada el 1 de enero de 1879, se considera el primer danzón conocido y su estreno marca la aparición del género. Casi siglo y medio después, y como iniciativa para recuperar su popularidad, el festival habanero sirve de excusa para ver cómo los bailarines, muchos de ellos por encima de los 50 años, se engalanan con sombreros, lentejuelas, trajes de noche y abanicos para marcar sus pasos. El vicepresidente y director artístico del Festival, Johannes García, explicó a Efe que desde su fundación, hace cinco años, el certamen ha 'movido todas las voluntades en Cuba' para reanimar el baile nacional, una tradición que para algunos 'era una cosa muerta, de viejos'. Para García, 'el momento' del danzón aún no ha pasado, aunque 'cada quien baila lo que quiere y ama'. En esta edición se inscribieron para talleres y concurso 110 mexicanos, mientras que los clubes danzoneros de toda Cuba seleccionaron unas 30 parejas en representación. Los seguidores cubanos, celosos de su tradición, tienen la ventaja histórica de que el danzón nació en la isla hace más de un siglo y es su baile nacional. Por su parte, los mexicanos han ganado autoridad a fuerza de cultivar calurosamente esta danza que, arraigada en estados como el de Yucatán, Quintana Roo o Veracruz, apenas consideran como foránea. Durante tres noches y con carácter eliminatorio, la competencia se desarrolla hasta que el jurado selecciona una pareja ganadora en cada uno de los estilos -el cubano y el mexicano- y además entrega un gran premio a quien mejor represente 'la esencia' del danzón. En la sede del concurso, una antigua casa de La Habana Vieja, los músicos tocan famosas piezas del género, las parejas rotan en el escenario por países, y los seguidores de cada cual aplauden y vitorean al cierre de las demostraciones. Obdulio Damar y Mercedes Ortega, cubanos de 50 y 59 años, respectivamente, recibieron en 2006 una mención especial en el concurso. Dicen que el danzón es sinónimo de 'elegancia, suavidad e intensidad', una combinación que traducen: él en un sombrero ladeado sobre la cabeza y ella en un collar de perlas y una saya hasta los tobillos. En 2007 el gran premio recayó en un aficionado de México y, según aseguró a Efe Daniel Vargas, quien viajó a La Habana como parte del grupo de exhibición de una escuela de la capital azteca, este año la academia mexicana de danzón tiene 'grandes expectativas'. Vargas, de 61 años y residente en Ciudad México, siempre admiró las demostraciones del baile en las áreas públicas de esa capital, pero no fue hasta su jubilación que decidió tomar clases junto a su esposa. Después de cinco años de aprendizaje en dos academias, se aventuró a viajar a La Habana para competir e 'intentar bailar de acuerdo a las reglas cubanas'. El patrón de la isla defiende pasos cerrados, un mínimo de floreo, contacto visual, no incorpora pasos de otros ritmos y 'le pone sentimiento'. 'El danzón en Cuba se baila a contratiempo, nosotros lo bailamos a tiempo', explica. Pero la diferencia, subraya Johannes García, está simplemente en que los cubanos bailan 'con el ritmo' y los mexicanos 'con la melodía'. Fuente: Terra-actualidad

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