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El bailarín cubano Carlos Acosta, con su isla en peso

El bailarín cubano Carlos Acosta presenta en el teatro Coliseo de Londres un espectáculo en el que explora su pasado, su presente y, en buena medida, su futuro.

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Este artículo es de hace 15 años

Lo hace junto a una de las compañías más destacadas de su país y de América Latina, Danza Contemporánea de Cuba. "Es una compañía que yo quiero mucho y con la que llevo años colaborando", le dijo Acosta a BBC Mundo. "El talento que hay en Cuba es impresionante. En muy pocos países se da el fenómeno que está aconteciendo allí". "Danza Contemporánea de Cuba está, creo yo, en su mejor momento, con nuevos coreógrafos que han surgido dentro de la propia compañía, como George Céspedes y Julio César Iglesias". "Don Quijote" Carlos Acosta, artista principal invitado del Royal Ballet británico, es, según la crítica especializada, uno de los bailarines más importantes del mundo. De Céspedes son, precisamente, dos de las coreografías que incluye el programa del Coliseo, "La ecuación" y "El peso de una isla". No es casual que la única pieza clásica que haya escogido para el espectáculo en el Coliseo, llamado "Carlos en Cuba", sea un pax de deux de "Don Quijote", que interpreta junto a Yolanda Correa, bailarina principal del Ballet Nacional de Cuba. "Don Quijote" es una de las piezas favoritas del repertorio cubano desde que la compañía dirigida por Alicia Alonso creara su propia versión, en 1988, sobre la original de Marius Petipa. "Don Quijote" es también una de las obras con las que Acosta ha triunfado en el Royal Ballet, el Houston Ballet y el Kirov, en este último en la versión de Rudolf Nureyev. El pax de deux le permite ofrecerle a su público la dosis exacta de delicadeza, plasticidad y virtuosismo que éste espera de él. Yolanda Correa no es menos versátil. A quien la haya conocido fuera del escenario le debe resultar difícil imaginarse que una mujer aparentemente tan tímida y etérea pueda bailar con tanta fiereza. "Tocororo" Si "Don Quijote" representa, hasta cierto punto, el presente de Acosta como bailarín clásico, "Tocororo", su pieza autobiográfica, mira al pasado, a sus comienzos y al dilema de qué iba a hacer un niño negro y pobre de La Habana con su vida. "Tocororo" se estrenó en las capitales de Cuba y el Reino Unido en 2003 y tuvo un éxito extraordinario. Ahora en el Coliseo se presenta una síntesis, llena de humor e ironía, que más que recorrer la vida de Carlos Acosta, permite apreciar como el dios mulato de la danza clásica -para gran parte de su audiencia en Londres lo es- puede igualmente ser un excelente rumbero. Acosta reconoce que el éxito de "Tocororo" también se ha debido a los bailarines de Danza Contemporánea de Cuba que lo acompañaron desde el principio. En su nueva colaboración con esta compañía podría estar la clave de uno de los posibles futuros de Carlos Acosta, quien tiene 34 años, cuando se retire del ballet. "Yo quisiera seguir bailando, explorando, creciendo artísticamente", le dice a BBC Mundo. "La danza clásica es para cuerpos frescos y ya el mío está un poco dolido y machacado; le voy a dar tres años más bailando clásico y después trataré de buscar otra alternativa. Quizás este tipo de movimiento sea el futuro para mí". "El peso de una isla" A mucho de sus admiradores, acostumbrados a verlo en los roles estelares del repertorio clásico -el más reciente de los cuales fue Espartaco, que bailó con la compañía del teatro Bolshoi en Moscú, Londres y París-, debe haberles resultado extraña su participación nada protagónica en "El peso de una isla". Tanto él como Yolanda Correa, quien con el cabello suelto resulta prácticamente irreconocible, son ahí dos bailarines contemporáneos más que le dan vida a la coreografía de George Céspedes. La obra se inspira en el poema "La isla en peso" de Virgilio Piñera, uno de los grandes escritores de Cuba, que estuvo prohibido durante casi dos décadas por ser homosexual y por no hacer una literatura que se ajustara a los cánones del realismo socialista que impulsaban los censores revolucionarios. El poema, que se publicó mucho antes del triunfo de la revolución cubana, en 1942, comienza: La maldita circunstancia del agua por todas partes me obliga a sentarme en la mesa del café. Si no pensara que el agua me rodea como un cáncer hubiera podido dormir a pierna suelta. Mientras los muchachos se despojaban de sus ropas para nadar doce personas morían en un cuarto por compresión... "Todas mis coreografías giran alrededor del hecho humano", le dice Céspedes a BBC Mundo. "Cuando me pidieron hacer una para esta colaboración con Carlos Acosta, decidí -aparte de que no es mi estilo- evitar los lugares comunes como el ron, el tabaco, las mulatas, las chancletas, la rumba y la gozadera". "'El peso de una isla' habla de una Cuba que no conocen los extranjeros, habla de la Cuba real".

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