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CMBF sesenta años en la radio para todos

No podemos conformarnos hasta que todo el que lo desee pueda escuchar a Mozart o Amadeo Roldán

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Este artículo es de hace 15 años

CMBF Radio Musical Nacional, la única emisora cubana dedicada a la difusión de música de concierto, celebró el pasado viernes su aniversario sesenta. Que una institución con sus peculiaridades haya alcanzado, con buena salud, una edad tan respetable, habla de la vocación cultural del sistema cubano de radiodifusión. El aporte de CMBF a la promoción de obras y autores significativos del patrimonio musical cubano y universal es sencillamente incalculable. Ha sido —sigue siendo— una auténtica universidad del aire: gracias a sus programas, al rigor y la capacidad de sus realizadores, varias generaciones de cubanos se han acercado por primera vez al maravilloso mundo de la llamada música “clásica” o “culta”, que en buena medida también es legado auténticamente popular. Ha sido —es— el refugio espiritual de radioyentes fidelísimos y sensibles, el incentivo para jóvenes con vocación artística, la alternativa cercana para los que no pueden asistir habitualmente a las salas de presentaciones. Pero lamentablemente no todos los amantes de la música de concierto podrán celebrar el aniversario junto a CMBF, pues su señal no puede recibirse en buena parte del territorio nacional. En estos momentos solo la capital del país y las cabeceras de provincias —gracias a las trasmisiones por FM— tienen ese privilegio. En algunos lugares podía escucharse hace algún tiempo, con muy mala calidad, a través de las frecuencias AM. Ahora ya es imposible. El sentido común indica que esta circunstancia no obedece a decisiones premeditadas. Las causas hay que buscarlas en limitaciones tecnológicas y de recursos. Alguien podría argumentar que, al menos, la calidad de la recepción ha mejorado en los lugares donde puede recibirse. Alguien podría recordar que es en estos lugares, precisamente, donde reside la mayoría de los oyentes tradicionales de la emisora. Cierto. Pero también es cierto que otros seguidores de la señal han quedado desamparados. Y se trata, sin dudas, del segmento de la audiencia que más necesita una oferta cultural de esa naturaleza, porque, ¿cuántas veces se presenta una orquesta sinfónica en un  pequeño municipio? Con una producción discográfica que no está al alcance de buena parte de la población (y que, por cierto, tampoco privilegia la música de concierto), con las más que evidentes dificultades para ofrecer presentaciones de calidad más allá de las principales ciudades, es imprescindible encontrar alternativas. En ese sentido, el rol de la radio es insustituible. Si resulta imposible que la emisora nacional de música de concierto llegue a todo el país, pudiera acudirse a soluciones locales, a nivel de provincias. Puede parecer una empresa difícil, pero sería lamentable que se pierda terreno en un área tan especializada. No podemos conformarnos hasta que todo el que lo desee —y lo precise, porque la música es una necesidad— pueda escuchar a Mozart o Amadeo Roldán, viva en el Vedado o en Sagua de Tánamo. Fuente: Trabajadores

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