
“La solución de los problemas agroalimentarios del país constituye una prioridad de primer orden en estos momentos”. Así orientó el licenciado Pablo Alberto Fernández, funcionario de la Dirección de Agricultura del Ministerio de Economía y Planificación, su análisis acerca de los retos del sector agropecuario en el presente milenio en Cuba. En conferencia de prensa patrocinada por la Asociación Cubana de Naciones Unidas (ACNU), Fernández ahondó en la necesidad de un reenfoque en determinados aspectos de la política económica de la Isla, en especial, en los sectores agrario y agropecuario. Dijo que esto parte de un trabajo iniciado hace tres años a petición del Ministerio de la Agricultura (MINAG) con un grupo de organismos, con el objetivo de “efectuar un diagnóstico acerca de la situación de la agricultura en el país”. Especificó el funcionario que para analizar objetivamente los problemas de la agricultura no sólo en Cuba, sino también en cualquier otra nación hay que tener muy en cuenta las principales amenazas que atentan contra la supervivencia del ser humano. Entre ellas citó el cambio climático (calentamiento global) y la política proteccionista de las naciones altamente industrializadas. “En el caso de Cuba, del 2002 al 2008, explicó el licenciado Fernández, el arroz que se contrató por encima de los 400 dólares la tonelada a negociar, está ahora en 870; los últimos contratos de la Empresa Alimport destacan a mil dólares la tonelada”. En relación con los granos, Alimport planteó inicialmente un contrato por encima de los 500 dólares la tonelada, empero los precios actuales están en el orden de los 900 dólares y los últimos (precios) que esta entidad negocia exceden los mil dólares la tonelada. Otro producto es la leche en polvo, cuyo precio se ha duplicado en los últimos cinco años. Respecto al pollo congelado, “cuando se abrió el negocio con algunos comerciantes y ganaderos de Estados Unidos, recordó, éste se adquiría a 600 dólares la tonelada --situación que implicó que tuviéramos que desactivar la producción nacional de pollos cebados, al no ser competitiva (a mil dólares la tonelada nacional)--, hoy el precio de este producto está en el orden de los mil 200 dólares la tonelada”. Explicó también que el maíz (materia prima fundamental para la producción de pienso) hasta hace cinco años, se adquiría por menos de 150 dólares la tonelada, hoy está a 300 dólares. Lo mismo ocurre con el arroz (proveniente de Viet Nam) en igual período, se pagaba 45 dólares por tonelada de flete, hoy se eleva a 180; la urea, fertilizante nitrogenado por excelencia, se compraba hasta hace poco a 90 dólares la tonelada, actualmente se valora en 480 dólares. “Definitivamente, estamos en un proceso inflacionario generalizado”, apuntó. El funcionario de la Dirección de Agricultura del Ministerio de Economía y Planificación rememoró que, hasta los años noventa, el modelo agrícola cubano se sustentó en una estructura “donde predominaba el patrimonio estatal (75 por ciento de las tierras estaban bajo la administración directa del estado en forma de grandes empresas agropecuarias), operadas a partir de una tecnología de alta intensidad material y caracterizada por el uso intensivo de agroquímicos, maquinarias y por el uso del riego en más del 20 por ciento de la superficie cultivada. Incluso, a finales de los ochenta, llegamos a aplicar entre 140 y 150 kilogramos de sustancia activa de fertilizante por hectárea. “Si establecemos estados comparativos, América del Sur aplicaba alrededor de 40 y América del Norte alrededor de ciento diez (110)…Ostentábamos un nivel superior al de Estados Unidos, todo ello gracias a las relaciones con el campo socialista. “Con el shock de los años noventa, en que las importaciones de la Isla se reducen en un 75% y su Producto Interno Bruto en un 35%, la producción agropecuaria se afecta (como todos sabemos) en un cincuenta por ciento (50%)... En suma, el problema fundamental que hoy enfrenta la agricultura parte del proceso de descapitalización de sus activos o pérdida de las fuentes financieras, de suministros, y de recursos para la agricultura, todo ello derivado de las restricciones surgidas a partir del llamado Período Especial”. ¿Cómo enfrentar esta situación? Al respecto Fernández se refirió a las reformas estructurales que se inician con la reapertura del mercado agropecuario, “cerrado a finales de los años ochenta; se pasa a la redistribución de tierras de las antiguas empresas estatales a formas cooperativas, bajo el concepto de Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC); se comienzan a implementar cambios en los mecanismos financieros para la agricultura; se entregan tierras en usufructo en cantidades significativas”, especificó. Acerca de las Metas actuales u objetivos estratégicos para el desarrollo y consolidación del sector agropecuario planteó como objetivo número uno la seguridad alimentaria del pueblo. Como segundo objetivo estratégico o meta está la soberanía alimentaria del pueblo: “Cuba no puede seguir dependiendo para su seguridad alimentaria de las importaciones; su soberanía alimentaria es fundamental y, mucho más en las circunstancias actuales, en que los precios de los alimentos suben aceleradamente”, apuntó para enfatizar seguidamente en la necesidad de incrementar “las exportaciones tradicionales y no tradicionales, especialmente en el mercado de divisas en frontera”. Explicó que el azúcar dejó de ser el principal renglón de exportación del país, y “no resulta fácil promover nuevos renglones de exportables ya que, entre otros factores, nuestra cultura productiva carece de la sinergia estructurada para una exportación eficiente y consecuente”. Al respecto ejemplificó que, “somos eficientes en el sector agroindustrial del tabaco, al ser el único producto en nuestra nomenclatura exportadora que tiene denominación de origen, o lo que es igual el único producto de excelencia a escala mundial. “Sin embargo, tenemos también un mercado de divisas en frontera a partir del turismo que puede aportarnos una serie de ingresos que podrían incluirse como fuentes financieras dentro del sector agroindustrial”. Informó el funcionario que, en estos momentos, se debate un nuevo modelo de gestión de la agricultura de acuerdo a sus nuevas condiciones estructurales, en el que se incluye el incremento de la oferta alimentaria sobre bases sustentables, a partir del desarrollo de tecnologías también sustentables (entre lo tradicional, lo orgánico y lo agropecuario), y con un mínimo de afectación de los recursos naturales, entre ellos, el agua. “La agricultura cubana del siglo veinte, dijo, no tiene nada ver con la actual. Lo único común que existe es el Ministerio de la Agricultura, por lo que nos hemos propuesto –y ya lo estamos haciendo--, reorganizar integralmente el sistema de la agricultura cubana de forma consecuente y con mucha profundidad”, subrayó. Según informes de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la FAO en las naciones desarrolladas el gasto promedio en alimentación no excede el 15% del presupuesto de una familia; cuando excede el 50% se calcula que el país tiene un sistema precario de seguridad alimentaria debido a problemas de carestía y de acceso a los alimentos. Recientemente, y con el propósito de elevar la producción de alimentos del campo, el Gobierno cubano entregó tierras que hasta el momento se encontraban ociosas y elevó el precio de compra de importantes renglones de la agricultura, que son cosechados por los productores particulares o integrantes de cooperativas. Entre las principales medidas están la entrega masiva de tierras ociosas en usufructo, así como el alza de los precios que el Estado paga por varios productos de mucha demanda en el mercado nacional. Datos oficiales plantean que el 51% de la tierra cultivable del país está ociosa o deficientemente explotada. En fecha reciente, el Estado cubano elevó el precio de la leche que compra a los productores campesinos, que subió en 150% en moneda nacional y dos centavos de CUC (la divisa cubana) por litro. Definitivamente, para enfrentar estos retos se requiere de mucha voluntad política. El país posee capital humano con una magnífica formación técnica y profesional; hay tierra; hay agua con una capacidad de embalse de más de nueve mil millones de metros cúbicos; existen sistemas de riego que son recuperables; posee un patrimonio de recursos filogenéticos y una infraestructura que, aunque con problemas de descapitalización, presenta potencialidades aún aprovechables. Como planteara el presidente Raúl Castro el 26 de julio del 2007: “Para tener mas hay que partir de producir más y con sentido de racionalidad y eficiencia de forma de poder reducir importaciones. En primer lugar, de alimentos que se dan aquí y cuya producción nacional esta lejos aún de satisfacer las necesidades…Estamos ante el imperativo de hacer producir la tierra que esta ahí, con tractores o con bueyes, como se hizo antes de existir el tractor; de generalizar con la mayor celeridad posible, aunque sin improvisaciones, cada experiencia de los productores tanto del sector estatal como campesino”. Fuente: Radio Rebelde
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