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22/07/2008 - 5:56pm (GMT-4)
La salud
pública cubana está a punto de eliminar el grave contagio de la
hepatitis tipo B aguda, una infección muy severa del hígado, causada
por un virus transmisible por contacto directo con la sangre u otros
fluidos corporales.
La
positiva información sobre este logro de la ciencia cubana se ofreció
hace unos días por el experto redactor en este campo, José A. de la
Osa, en La Habana, y a estas alturas ha dado la vuelta al mundo, donde
una de cada 12 personas, de su población total, está infectada por uno
de sus tipos B o C, y lo que es peor, la mayoría no lo sabe, según la
publicación médica inglesa The Lancet, en su edición del pasado 17 de
mayo.
El
anuncio de Cuba, publicado a finales de junio último, adquiere
relevancia mayor al conocer que la avanzada reducción de la hepatitis
B, que se ha logrado desde 1992, permitirá sentar las bases para que en
las próximas tres o cuatro décadas se logre la eliminación en el país
del cáncer hepático y la cirrosis dependientes de esa dolencia.
La
obtención y producción a gran escala de la vacuna recombinante contra
la hepatitis B, por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología
(CIGB), ha hecho posible realizar masivas y sistemáticas campañas que
permiten hoy que la población cubana menor de 26 años se encuentre
inmunizada.
A
partir de ese año el ciento por ciento de los niños al nacer comenzaron
a ser vacunados, y sucesivas inmunizaciones contra el mal se
extendieron a estudiantes y grupos de riesgo como los trabajadores
sanitarios y los sometidos a diálisis, como parte de un programa de la
Salud Publica cubana.
La
estadística señala que en 1992 se diagnosticaron en el país 2 194
personas enfermas con hepatitis B; en 1997, a 1 344; a 34 en el 2006 y
17 en 2007, para una reducción de su incidencia en un 99,2 por ciento,
lo que es un indicador inequívoco de la eficacia de la vacuna cubana y
de la acertada estrategia de la inmunización, que le llega en forma
gratuita a toda la población de Cuba, acostumbrada ya a beneficiarse de
esta forma de los positivos resultados de la ciencia nacional y de su
vasto sistema de salud.
El
sistemático monitoreo reveló en el 2008 solo cuatro casos, que son
estudiados exhaustivamente por Instituto de Medicina Tropical Pedro
Kourí (IPK), una de las entidades destacadas que forman parte del
dispositivo científico y médico de Cuba.
La
epidemiología y criterios de la Organización Mundial de la Salud, y de
otras agencias, entienden que cuando se reportan menos de diez casos de
una enfermedad, se considera eliminada como problema de salud. No
obstante, en Cuba se mantienen las estrategias de vacunación y el
control estricto de las donaciones de sangre, a fin de evitar que
pacientes devenidos crónicos puedan trasmitir la infección a los
no-inmunizados.