La salud pública cubana está a punto de eliminar el grave contagio de la hepatitis tipo B aguda, una infección muy severa del hígado, causada por un virus transmisible por contacto directo con la sangre u otros fluidos corporales. La positiva información sobre este logro de la ciencia cubana se ofreció hace unos días por el experto redactor en este campo, José A. de la Osa, en La Habana, y a estas alturas ha dado la vuelta al mundo, donde una de cada 12 personas, de su población total, está infectada por uno de sus tipos B o C, y lo que es peor, la mayoría no lo sabe, según la publicación médica inglesa The Lancet, en su edición del pasado 17 de mayo. El anuncio de Cuba, publicado a finales de junio último, adquiere relevancia mayor al conocer que la avanzada reducción de la hepatitis B, que se ha logrado desde 1992, permitirá sentar las bases para que en las próximas tres o cuatro décadas se logre la eliminación en el país del cáncer hepático y la cirrosis dependientes de esa dolencia. La obtención y producción a gran escala de la vacuna recombinante contra la hepatitis B, por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), ha hecho posible realizar masivas y sistemáticas campañas que permiten hoy que la población cubana menor de 26 años se encuentre inmunizada. A partir de ese año el ciento por ciento de los niños al nacer comenzaron a ser vacunados, y sucesivas inmunizaciones contra el mal se extendieron a estudiantes y grupos de riesgo como los trabajadores sanitarios y los sometidos a diálisis, como parte de un programa de la Salud Publica cubana. La estadística señala que en 1992 se diagnosticaron en el país 2 194 personas enfermas con hepatitis B; en 1997, a 1 344; a 34 en el 2006 y 17 en 2007, para una reducción de su incidencia en un 99,2 por ciento, lo que es un indicador inequívoco de la eficacia de la vacuna cubana y de la acertada estrategia de la inmunización, que le llega en forma gratuita a toda la población de Cuba, acostumbrada ya a beneficiarse de esta forma de los positivos resultados de la ciencia nacional y de su vasto sistema de salud. El sistemático monitoreo reveló en el 2008 solo cuatro casos, que son estudiados exhaustivamente por Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), una de las entidades destacadas que forman parte del dispositivo científico y médico de Cuba. La epidemiología y criterios de la Organización Mundial de la Salud, y de otras agencias, entienden que cuando se reportan menos de diez casos de una enfermedad, se considera eliminada como problema de salud. No obstante, en Cuba se mantienen las estrategias de vacunación y el control estricto de las donaciones de sangre, a fin de evitar que pacientes devenidos crónicos puedan trasmitir la infección a los no-inmunizados.
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