Con un saldo de superior a los 40 millones de dólares cerrará este año la biotecnología cubana, considerada por expertos como una de las mejores en América Latina y el Caribe e incluso, con el mundo desarrollado. El incremento de las exportaciones derivadas de la rama, prueban la calidad y aceptación de los productos. Ello confirma la afirmación de Albert Sasson, ex-subdirector general de la UNESCO de que Cuba no se equivocó al concederle alta prioridad a esta ciencia. Para los habitantes de la Isla el mayor impacto recae en la eliminación de enfermedades como la meningitis, la reducción a cero de: hepatitis agudas (en niños menores de 15 años), difteria, tosferina, tifus, así como la disminución de la leptospirosis, lo que contribuye a mantener los indicadores de salud alcanzados. Garantía y seguridad Un sistema nacional estructurado por 48 institutos científicos, encargados de acometer el programa de investigación, producción y desarrollo de vacunas y fármacos, se apoya en 23 centros universitarios para hacer posible las más de 500 patentes logradas por Cuba en los últimos 15 años. Según el doctor Gustavo Sierra, vicepresidente primero del Centro de Investigación-Producción de Vacunas y Sueros Carlos J. Finlay, el programa nacional de vacunas incluye proyectos dedicados a la salud humana, la veterinaria y productos básicos necesarios para desarrollar otras vacunas. La Isla pretende mantener el liderazgo en productos como la vacuna de antimeningocóccica, y mejorar los niveles alcanzados por el Factor Estimulador de Colonias y de Granulocitos, la Eritopoyetina y Estreptoquinasa recombinantes, los interferones Alfa y Gamma, el Policosanol (PPG) y el Factor de Transferencia y de Crecimiento Epidérmico.
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