Luego de sufrir severos daños por los efectos de los recientes
huracanes Gustav e Ike, el emblemático vergel reabrió nuevamente sus
puertas al público gracias a una cuidadosa restauración de sus jardines
y pabellones.
En la actualidad se exhiben allí más de 400 especies de orquídeas,
principal atractivo de ese paraje del extremo occidental cubano.
A pesar de la magnitud del desastre sólo perecieron 15 variedades
(la mayoría de ellas oriundas de la nación antillana) reveló a Prensa
Latina Ernesto Mujica, investigador del centro científico.
Comentó que muchas de las plantas desaparecidas serán sustituidas
por ejemplares similares recolectados en las provincias del centro y
oriente del país.
El empleo de las técnicas de la biotecnología vegetal contribuirá
también a rescatar la floresta de ese sitio, situado en medio de la
Sierra del Rosario.
Los senderos en forma de laberinto descubren la vigorosidad de la
vegetación que se recobra paulatinamente del impacto de los
devastadores meteoros.
Ese escenario natural abriga a la mayor colección de orquídeas
cubanas y a valiosos representantes de la flora nacional y foránea.
Entre sus reliquias sobresalen endémicos locales de lugares tan
apartados como la península de Guanahacabibes (en el límite oeste de la
Isla) y la jurásica Palma corcho, declarada Monumento Nacional.
El famoso orquideario (a 76 kilómetros de La Habana) fue erigido
seis décadas atrás por el abogado español Tomás Felipe Camacho, quien
buscó flores por diversas regiones del mundo para adornar las cimas de
Soroa.
Fuente: CubaSi
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